PAGES

jueves, 20 de septiembre de 2012

LA CABINA (1972)

Reconocido mediometraje español emitido directamente por televisión en el ya lejano 13 de diciembre del 72 (recordemos, se nos castigaba con dos únicos y "rígidos" canales), cuyo significativo y más que astuto mensaje aún sería lamentablemente extrapolable a nuestros días, incluso habiendo pasado ya casi 40 años de incesantes cambios en el país.
Un hombre madrileño de clase media (interpretado por el gran José Luis López Vázquez) se queda encerrado dentro de una cabina telefónica que recientemente han colocado cerca de su casa. Lo que en principio parece una anécdota sin importancia en la vida de este ejemplar caballero, se va agravando a medida que pasan los minutos y nadie es capaz de sacarlo (lo intentan policías, vecinos, niños, bomberos...), hasta que los mismos responsables de su instalación (¿Telefónica?), vienen a "rescatarlo".
Su desesperación será máxima cuando observe atónito como lo montan encima de su camioneta con cabina y todo, y lo trasladan a muchos kilómetros de ahí, a las afueras de la capital, sin explicación alguna.
No conocerá su destino hasta el fin del angustioso trayecto, y creedme si os digo que no podía haber sido más trágico (y agónico, porqué no decirlo).
De la mano del cineasta guipuzcoano Antonio Mercero (co-autor junto a José Luis Garci aquí también del guión), nos adentraremos en una historia (no por corta, menos cautivadora), que abraza sin pudor varios registros cinematográficos con un oficio y maña destacables. Contiene acertados toques de humor (ese gorrón que se come las pastas, comentarios fuera de cámara casi inaudibles...), de surrealismo (su propia esencia), de intriga (sabemos tanto como él o menos) o incluso de terror (en su vertiente más claustrofóbica, con incluso algunos momentos realmente angustiosos), que se combinan magistralmente ofreciendo una breve pero inmensa aportación al cine español, incisivamente necesaria en aquellos años, si se me permite.
La lectura que uno extrae del film (35 minutos que pasan volando), es casi unánime, ya que constata claramente el poder que ejercen ciertas entidades (empresas, sociedades,etc...) sobre el impotente y afectado individuo, privándonos de voz (una vez dentro, no se le vuelve a oír), de libertad y por supuesto, de nuestro poder de decisión.
Los últimos 10 minutos del mediometraje, en mi opinión, son lo mejor del asunto, con un desenlace muy magnético y un final en absoluto convencional (raro de ver incluso en nuestros días), tremendamente valiente y sobre todo, terriblemente cínico.
De todas maneras, será cuando perdamos de vista al misterioso helicóptero que nos vigila durante todo el trayecto por carretera (en forma de alegórica esperanza), cuando nuestro hombre tenga la obligada entereza de afrontar por fin su triste realidad, que evidentemente, no pienso desvelar por el bien del espectador.
Perfectamente acompañada musicalmente (de los nervios estamos al final), y muy bien construida técnicamente (entendiendo la época), tan sólo se le pueden achacar algunos puntos menos geniales, como esas imágenes reiterativas (el flashback de su hijo con la pelota), cierta falta de espontaneidad global (pese a que López Vázquez esté genial) o un tratamiento demasiado epidérmico de su personaje central (aunque quizás esa sea la intención, dibujar a un ciudadano lo más "estandarizado" posible).
En cualquier caso, "La Cabina" de Mercero ofrece un planteamiento de lo más original que abre un debate infinito y que sorprende por su esencia desazonada, y que además, contribuye a la causa con un final memorable donde los haya (ha sido galardonada nacional e internacionalmente durante años, consiguiendo un Emmy y dejando prestada la "cabina" original a un museo neoyorkino como simbolismo de las artes escénicas españolas).
Tres años después, el tándem Mercero-López Vázquez repetirían experiencia con el largo "Manchas de sangre en un coche nuevo", que recuperaba el espíritu crítico de ésta y su interesante concepto de la conciencia adulta, pero que según parece (no he tenido el placer todavía) no tuvo la misma resonancia.
Como dato curioso, mentar que Telefónica modificó meses después su diseño de las cabinas, ya que la gente ponía el pie en la puerta para no quedarse encerrada. El poder del cine, amigos.

 

2 comentarios:

  1. Es curioso pero tan solo hace unos días estuve a punto de verla, pero acabé decantándome por otro título de mi dvdteca. Siempre ha sido una historia que me ha llamado la atención, principalmente por romper con gran parte del cine que se hacía en esa época en España, pero todavía no le he hecho un hueco.
    No te preocupes que dentro de poco la verá, y así podré comentarte mi opinión.

    ResponderEliminar
  2. No alcanza el nivel de Farmacia de guardia pero se deja ver

    ResponderEliminar