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sábado, 7 de abril de 2012

VIVIR (IKIRU) (1952)

Kanji Watanabe es un viejo funcionario que lleva una vida gris, aburrida y sin mayores alicientes que ir pasando los días calentando la silla de su oficina y alargando sus funciones para que parezca que está haciendo algo de provecho hasta que llega la hora de acabar su jornada laboral y regresar a su casa. Desde la muerte de su mujer 30 años atrás, poco a poco y de forma inconsciente su vitalidad y ganas de vivir se han ido apagando sin que sepa disfrutar de nada de lo que le rodea. Pero todo cambia a raíz de una visita al médico por unos dolores de estómago que persisten desde hace mucho sin desaparecer. A pesar de que el médico le dice que solo tiene una ligera úlcera, él tiene la certeza desde ese instante que padece un cáncer de estómago y que no le queda mucho tiempo de vida (geniales escenas en la sala de espera cuando otro enfermo le cuenta los síntomas y respuestas de los médicos para quitarle hierro a una enfermedad incurable, y acto seguido cuando entra en la consulta y escucha el diagnóstico). Es a partir de entonces cuando cobra consciencia de como ha desaprovechado la vida, todos los días que ha dejado escapar sin disfrutarlos, como no ha sabido gozar de la compañía de su hijo, y el poco tiempo que le queda para hacerlo todo. Todo ello obra en él una serie de cambios que le marcan profundamente para buscarle un sentido a sus últimos meses de vida... ¿pero cuál?

Kanji pasando las horas sin hacer nada como buen funcionario...

¿Qué decir de esta película a parte de lo buena que es? Pues que me resulta complicado pensar que nadie que la haya visto y tenga un mínimo de sensibilidad no se sienta conmovido y le haga pensar en la propia existencia, el sentido de la vida, nuestra mortalidad y si estamos aprovechando bien nuestro precioso tiempo. Kurosawa vuelve a mostrarse como uno de los mejores directores de todos los tiempos, un auténtico maestro -no voy a ser yo quien lo descubra, por supuesto- pero es que no dejo de quedar admirado cada vez que veo otra de sus obras y compruebo su versatilidad para contar todo tipo de historias, ya sean ambientadas en el Japón feudal o en sus películas de posguerra sabiendo mostrar de una forma tan convincente un retrato de la realidad de su país en esos años 40 y 50, llenos de cambios y en plena reconstrucción; así como para desnudar las emociones humanas como nadie. Si en El infierno del odio o en El Perro rabioso los remordimientos, el miedo o el odio de algunos de sus personajes eran los protagonistas, aquí el título es bien elocuente: "Vivir", no dejando lugar a dudas a lo que nos enfrentamos a una diserción a la hora de afrontar vida y muerte, y poner nuestra existencia en una balanza y preguntarnos: ¿Ha valido la pena? ¿He sabido vivir?

Escuchando el diagnóstico...

Podría enumerar las enormes cualidades técnicas de le película -que evidentemente las tiene-, gran fotografía, un guión cuidado y muy bien desarrollado a lo largo de sus más de dos horas de duración (quizás un poco demasiado dilatada para mí en su tramo con la chica de su oficina por sacarle algo negativo), pero por encima de todo sobresale la excelente actuación de Takashi Shimura que es quien da vida a Kanji Watanabe, aquí es fascinante su actuación y como supo con poco más de 40 años amoldar sus movimientos, su figura y su temblorosa voz, para hacernos creer sin dudarlo que era un anciano enfermo de más de 60. Takashi fue un habitual colaborador de Kurosawa en la mayoría de sus grandes obras (El perro rabioso, Los siete samuráis (que gran papel como jefe de los samuráis), Rashomon, El ángel borracho, Trono de sangre, La fortaleza escondida, Yojimbo, El infierno del odio y la lista sigue y sigue...) demostrando que al igual que pasó con Toshiro Mifune, era uno de sus hombres de confianza para hacer todo tipo de papeles.

Toda una montaña de papeles pendientes...
Kurosawa, como ya comenté en otra entrada, aprovechaba sus películas para hacer crítica hacia varios aspectos de su sociedad, en este caso el blanco de su reflexión es el sistema burocrático japonés y sus funcionarios, a los que no perdona desde la primera secuencia, en la que vemos como desde diferentes ventanillas y mostradores, un grupo de mujeres es "guiado" con los típicos: "En la otra ventanilla", "Aquí no es, pregunte en...", "Eso lo lleva el departamento de obras públicas", etc... por parte de unos funcionarios poco o nada colaboradores y a los que el trabajo se les acumulaba por una pésima organización interna, sin que llegaran a resolver los problemas de los ciudadanos. Todos lo hemos sufrido en nuestras carnes en alguna ocasión de nuestras vidas, viéndonos obligados a perder horas y horas para que nos den un simple papel...

Uno de los grandes momentos del cine...
Asimismo a lo largo del metraje tenemos muchísimos momentos para el recuerdo y que van dando cuerpo y consistencia a esta gran obra, me voy a cuidar de no comentar la gran mayoría ahora para no desvelar algunos instantes claves del film, pero por citar algunos: El grito de las mujeres desesperadas tras ser mandada de un lado para el otro por los diferentes funcionarios, la ya mencionada visita de Kanji al doctor y como recibe su diagnóstico, el curioso enfrentamiento que tiene con unos yakuzas, la escena que sirve como portada al dvd, verle cantando una vieja canción de amor con una nostalgia palpable y muy conmovedora, o la escena final, toda una lección de la que podemos sacar conclusiones sobre el comportamiento humano.
Una excelente elección para todo tipo de públicos (bueno abstenerse los que votarían como mejor película y mejor director de todos los tiempos a Transformers y Michael Bay respectivamente...), esta es una de esas películas que no pueden dejarse escapar y que en algún momento de nuestras vidas se tienen que ver, no esperéis demasiado...


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