PAGES

jueves, 26 de enero de 2012

IN TIME (2011)

El director Darren Niccol cosechó un gran éxito en 1997 con Gattaca, una película que tenía la manipulación genética como tema de base (recordemos que un año antes se conoció la existencia de Dolly, la primera oveja clonada, por lo que todo lo relacionado con este campo estaba de moda). Así, la película nos mostraba un futuro muy parecido al actual por lo que podía llegar a ser creíble, y porqué no hasta factible, en el que los seres humanos eran creados mediante una cuidada selección genética para evitar en la mayor medida posible todo tipo de problemas de salud congénitos, malformaciones, defectos de visión, pudiendo los padres incluso elegir el sexo o el color de los ojos del bebé. Todo ello hacía que la aparición de este nuevo y mejorado ser humano acaparara las mejores oportunidades de futuro en detrimento de los humanos concebidos de forma convencional y que eran rechazados por el sistema que buscaba los mejores candidatos, no a través de sus currículums como hoy en día, sino con un simple análisis de ADN que servía de cruel criba. El tema estaba muy bien tratado, logrando una película profunda que permitía una reflexión sobre este tema, bien interpretada y con una preciosa banda sonora, y de la que me declaro un enamorado. Para mí es una de las mejores películas de los últimos años en el género de la ciencia ficción junto a Matrix, Dark City o Moon, guardando algunas similitudes con esta última, por su estética sencilla y una ausencia casi total de efectos especiales.
Aquí claramente se ha intentado repetir ese éxito, volviendo a usar una temática bastante parecida. En este caso también estamos en un futuro en el que mediante los grandes avances de ingeniería genética se ha conseguido vencer al envejecimiento y abrir la posibilidad a la raza humana de vivir para siempre.
Un regalo peligroso... 105 años de vida adicionales...
Sin embargo no todo es tan bonito como puede llegar a parecer, y realmente se trata de un regalo envenenado para la gran mayoría de la población, ya que llegados a los 25 años se deja de envejecer pero se activa un reloj que todos llevan incorporado en el brazo, teniendo a partir de ese momento solo un año más de vida. Toda la economía mundial ha dejado de basarse en la unidad monetaria y ahora todo se vende o se compra en tiempo (quizás la mejor idea de toda la película y que da para algunos momentos muy interesantes, sobretodo al principio, en los que vemos los mismos problemas de hoy en día pero con el agravante de que si no llegas a final de mes, no es que pierdas la casa, sino la vida).
Tic tac... tic tac...

El territorio ha sido dividido en diferentes zonas aisladas entre sí donde para cruzar de una a otra hay que pagar unos peajes tan costosos que para muchos son una auténtica quimera, las zonas tienen unas condiciones muy desiguales, por un lado tenemos a los privilegiados de este sistema que viven cómodamente con una cantidad de años inacabable en sus cuentas, mientras que en los guetos más alejados, la población a duras penas tiene poco más de un día de tiempo restante en sus contadores y son esclavos de las fábricas, de los bancos de tiempo donde deben pedirlo prestado o de los ladrones de tiempo que están al acecho para atracar a los desprevenidos y apoderarse del suyo.
Para lograr alargar su vida no tienen otra opción que trabajar sin parar e intentar evitar que el reloj llegue a cero, pues en ese caso la persona muere instantáneamente. Will Salas (Justin Timberlake) es uno de los los que malviven con unas pocas horas en su haber obligado a trabajar para conseguir una pequeña paga que le permita pagar la comida, el alquiler e ir haciendo malabarismos para que aún le siga quedando algo de tiempo en su contador para poder volver a trabajar al día siguiente. Una noche salva a un imprudente que alardeaba con más de un siglo en su contador y que iba a ser presa de unos saqueadores, y que acaba confesándole su hastío por llevar tantos años viviendo en una sociedad tan falsa y vacía, regalándole en contra de la voluntad de Will todo el tiempo que tenía. La muerte de este ciudadano hace que sea señalado como un asesino por los Guardianes del Tiempo (cuerpo policial creado para evitar el tráfico del tiempo y lidiar con todos los crímenes cometidos por su causa) que se niegan a creer que alguien de una posición acomodada haya podido suicidarse regalando más de un siglo de vida, por lo que se ve obligado a huir hacia las zonas ricas para intentar evitar ser atrapado. Viéndose acorralado secuestra a Sylvia Weis (Amanda Seyfried) la hija de uno de los más poderosos magnates de esta sociedad, a partir de aquí no se dedica solo a escapar, sino que pone en marcha su particular lucha contra el sistema.
Cómodos zapatos para una fugitiva
Si intento ser justo analizando la película, de entrada me sentí muy atraído por la premisa que nos plantea. Ese mundo dividido en zonas, en la que unos son esclavos que deben trabajar de sol a sol para ganarse unas pocas horas más, mientras otros se aprovechan para enriquecerse (esto me suena...), la idea de que todo se base en tiempo, el sueño de poder vivir para siempre joven como cebo para que la gente siga trabajando, etc... sin embargo a los pocos minutos, uno que ya ha visto bastante cine, empieza a verle las costuras y todas sus carencias a una historia que sorprende enormemente por la vanalidad y superficialidad con la que trata un tema que daba infinitamente para más. La recreación de los guetos es muy pobre, no sabiendo transmitir la desesperación de la gente que solo tiene horas en sus contadores y que teóricamente debería vivir en una situación de estrés límite todos los días. La relativa tranquilidad y pasividad con la que viven no son para nada creíbles, habiendo sido mucho más normal mostrar una zona rebosante de violencia, miedo y conflictos de todo tipo para robar el tiempo de los demás.
Madre, mujer e hija... ¿quién es quién?
Después de un arranque decente, que no bueno por todo lo que comento en el párrafo anterior, ya pasamos a la persecución que sufre Will por parte de la policía (también pobremente recreada no dando la sensación de estar nunca a la altura de las necesidades de un sistema que necesitaría más bien de un ejército para asegurarse que no pueda haber una revolución), a partir de este momento tendremos el tan típico thriller con huida constante de la pareja protagonista (por cierto, ella corre sin parar pero siempre con unos tacones de vértigo para hacerlo todo más verosímil), donde el desarrollo argumental va a ser inexistente para desesperación de todo aquel que necesite algo más que coches chocando, disparos y un continuo ir de aquí para allí. Una película que en muchos momentos da la sensación de que se preocupa más por la estética que por lo que nos cuenta o podría llegar a contarnos. En este apartado destaca la fotografía y colores usados en las vestimentas, con tonos siempre fríos, quizás buscando dar una sensación de vacío y falta de vida a pesar de que algunos humanos pueden llegar a ser casi inmortales.

Time is over...
Las actuaciones son de desfile de moda, inexistentes, sobretodo por parte de Amanda Seyfried, muy guapa ella, pero poco dotada para hacer algo más que posar en casi cada plano; las ropas que viste la madre de Will en el gueto y toda su cuidada estética no son las que uno se espera de una mujer que a duras penas sabe si llegará a acabar el día, sino adecuadas para una modelo sin mayor preocupación que saber cominar adecuadamente el color de su vestido y del pintalabios. Para acabar decir que la imagen final es vergonzosa, totalmente innecesaria y que creo que intenta "copiar" un poco la idea que transmitía la última escena de la primera entrega de Matrix, con Neo anunciando que iba a acabar con el sistema, pero aquí queda tonta e inverosímil (esos guionistas...).
También tiene sus buenos momentos a parte de los primeros minutos y la idea general, pocos eso sí, como la imagen en el que el magnate presenta a su madre, su mujer y a su hja, y todas ellas con modelos de 25 años; o la escena con la legión de guardaespaldas que lleva, divertida esta; o el inacabable cruce de peajes para llegar a las zonas privilegiadas. En general es un correcto thriller palomitero para pasar el rato y no pensar en nada más que en seguir respirando, y que se olvida con demasiada facilidad. Y yo me vuelvo a preguntar ¿de verdad es del mismo director de Gattaca?

2 comentarios:

  1. Coincido bastante con tus apreciaciones sobre el film. Es realmente irritante que se desaproveche un asunto tan original, los actores son meras estatuas bonitas y no hay profundidad de ninguna clase. Se han apoyado en una excelente idea del género para realizar una más de persecuciones y besos con lengua. Superficial y tonta, no es propia de su director. Para mi, un 5,5.

    ResponderEliminar
  2. ¿Qué te han parecido esos taconazos para ayudar en una huida? La escena final es lo más tonto de la historia del cine... vamos... que ellos dos solos con un par de pistolitas van a atracar el equivalente a Fort Nox??? En fin...

    ResponderEliminar