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lunes, 10 de octubre de 2011

EVA (2011)

Está claro que ver una película en el cine siempre tiene un punto de atractivo añadido a hacerlo en casa a pesar de los grandes avances domésticos en cuanto a soportes digitales como el DVD o el Blu-ray, enormes pantallas planas o sistemas de sonido que solo hace unos años nos parecían una quimera. Esa sensación se ve reforzada aún más si uno tiene la suerte de poder asistir al estreno oficial de la película en cuestión en el Festival de cinema fantàstic de Catalunya, en Sitges el pasado jueves, con los actores y el director presentando la película, pues el ambiente allí es especial y los espectadores vamos predispuestos a pasárnoslo bien, por lo que si la obra tiene un mínimo punto de calidad, la satisfacción está asegurada. En esta ocasión puedo decir que me ha sorprendido positivamente el ver que todas las expectativas levantadas a su alrededor no eran infundadas y se trata de un esperanzador primer paso, que espero tenga continuidad, para el cine español en un género que rara vez ha pisado como es el de la ciencia ficción. La historia nos situa en el año 2041 presentándonos un futuro y una sociedad muy parecida a la actual, en la que se han integrado robots de varias gamas para facilitar la vida de los humanos realizando las más variadas tascas. Alex (Daniel Brühl) regresa a Santa Irene después de pasar 10 años viviendo en el extranjero, como reconocido experto en el desarrollo de inteligencia emocional aplicada a los robots, recibe un encargo de la Universidad de Robótica para reemprender su trabajo finalizando la parte más delicada del nuevo proyecto, el SI-9, que ambiciona nada más y nada menos que la perfecta simulación de un niño humano. Para asegurarse de su total dedicación y concentración en el trabajo, la universidad le manda a casa un androide del modelo SI-7 llamado Max (Lluís Homar), especializado en las tareas domésticas para que se encargue de hacer su estancia lo más cómoda posible, y dando lugar a algunas escenas cómicas que tan bien le van a la obra en contraposición de la carga dramática que predomina en gran parte del metraje.
Alex sabe que necesita un niño muy especial de quien poder copiar sus reacciones y así dotar de alma a su robot.


Sin embargo, la preselección de niños realizada por la universidad no le convence al encontrarlos a todos aburridos, casi por casualidad volviendo del trabajo, se topa con una niña llamada Eva (Clàudia Vega) que le llama la atención, con quien tiene una gran complicidad desde el primer momento y a la que ve como la idonea para que le ayude a desarrollar la mente del SI-9. La pretendida tranquilidad de trabajo de Alex se ve amenazada con su reencuentro con Lana (Marta Etura), su antiguo amor antes de marcharse, que ha rehecho su vida y ahora vive con su hermano David (Alberto Ammann), ambos también brillantes ingenieros en robótica, y cuya hija es la pequeña Eva, iniciándose a partir de ese momento una historia de amor a tres bandas. Practicamente no voy a explicar nada más del argumento, pues a partir de aquí solo podría ir destapando las cartas con las que juega la película y os la estropearía con total seguridad, por lo que si queréis saber como se desarrolla todo, tendréis que ir a verla. En un año que la temática del Festival es la inteligencia artificial y se celebra el 10º aniversario de la película Inteligencia Artificial de Spielberg, esta película casi parece hecha a medida para ser el centro de atención y haber merecido inagurar esta edición. Puede que una parte del público potencial piense que una producción española de ciencia ficción no puede ser una buena combinación, que se van a encontrar con un chasco de efectos bochornosos y nada de interés, puedo llegar a entender esta reflexión, pues en demasiadas ocasiones el cine español nos defrauda con títulos infumables tanto a nivel actoral, de guión y dirección. Sin embargo el director Kike Maíllo ha firmado con su primer largometraje una más que notable tarjeta de presentación donde se han cuidado con cariño hasta el más pequeño detalle (como cuando el gato mecánico pasa por delante de las tumbas de los gatos que tuvo Alex de pequeño), y la historia de verdad que consigue transmitirte algo especial. Si hablamos de los efectos especiales, estos están integrados con las imágenes reales sin que dé la sensación de estar viendo un pegote digital y no se abusa de ellos (el gato robótico de Alex está muy logrado, lo mismo que el prototipo del laboratorio de Alex y a mí particularmente me han encantado los prototipos de robots que están probando en los exteriores de la universidad sobre la nieve, con un look muy vintage pero creíbles a su vez).
La realización está a la altura en todo momento para que nos sumerjamos en la trama y nos dejemos llevar de la mano de una historia que sin tener un guión original del todo (la trama amorosa es un recurso narrativo muy usado), sí que logra entretenernos siempre e incluso sorprender en varios momentos, para lograr acabarla de una manera muy redonda, cosa que me temía no llegaran a lograr.


La historia se sustenta sobretodo por unas buenas interpretaciones, y en general el reparto está de chapeau, los mejores sin duda alguna son Clàudia Vega haciendo de Eva y que borda el papel con una desenvoltura impresionante ante la cámara para su edad, se hicieron miles de castings para encontrar a la candidata perfecta y al final parece que ese monumental trabajo mereció la pena. Otro que también logra transmitirnos una agradable sensación es el veterano Lluís Homar, que aquí tuvo un gran reto al tener que dar vida a un androide de servicio, un papel alejado seguramente de todos los registros con los que había tenido que batallar hasta ahora, pero del que sale indemne y demostrando una vez más su gran talento interpretativo.
Por su parte Daniel Brühl y Marta Etura con su actuación también han hecho verosímiles sus personajes, y como único pero en este apartado pondría a Alberto Ammann, que hace un papel bastante pobre e insulso cada vez que aparece, no sé si la culpa es enteramente suya o el guión no llega a profundizar minimamente en este personaje como para ayudarle en su cometido, pero la verdad que cada escena suya se le nota lejos del nivel de sus compañeros de reparto. Respecto a la película como tal, seguro que muchos la van a comparar con la de Inteligencia Artificial, y si bien es cierto que tiene algún punto en común (la creación de un niño de compañía artifical), la manera de enfocar la historia y su desarrollo son totalmente distintos y más cercanos si acaso a otra grandísima obra de la ciencia ficción como podría ser Gattaca, pues con ella comparte ese look nada futurista y una historia más cercana en cuanto a lo personal y humano.
La nota que le he dado se la ha ganado con todo merecimiento, por un lado la película es muy solvente y por otro por la valentía de atreverse a embarcarse en un proyecto pionero en nuestro país, y vistos los resultados, tengo grandes esperanzas que en un futuro cercano podamos disfrutar de más ciencia ficción hecha aquí. Un aplauso para todo el equipo que la hecho posible.


1 comentario:

  1. Una vez vista (en casa, sin la compañía del reparto y el calor del público en Sitges) me ha parecido buena, sin crearme pasión, pero reconociéndole sus méritos. Los efectos son excepcionales, el nivel actoral es solvente (aunque pienso que a Daniel le falta cierta carga emotiva y a la niña se le ve el plumero), puedo confesarte que es sorprendente para ser española. En sí, quitándole su parte de F/X, se queda en una historia casi demasiado plana, pero esta vez, se han salido con la suya y la combinación ha resultado. Para mi, un 6,8.

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