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viernes, 30 de septiembre de 2011

J'AI TOUJOURS RÊVÉ D'ÊTRE UN GANGSTER (2007)

Muchas veces al ver una película, más allá de simplemente sentarse e intentar disfrutar con la trama y la actuación de los actores (cosa que a veces por desgracia no es posible), es divertido hacer un ejercicio para identificar las posibles referencias que otros films o estilos de rodaje han podido influenciar al guionista o director a la hora de escribir y dirigir respectivamente.
En esta ocasión resulta muy sencillo y no hay que devanarse demasiado los sesos para detectar un claro homenaje principalmente al cine de Tarantino y más concretamente a Pulp Fiction por parte del director que aquí también firma un divertido y buen guión. Algunos de los identificativos más claros de Pulp Fiction son el uso de episodios que nos van presentando las diferentes escenas de la película, la utilización de historias paralelas que al final acaban por cruzarse, diálogos memorables, personajes estrambóticos y el uso de un local que suele ser visitado por los diferentes protagonistas de las distintas historias, permitiéndonos ver una misma escena desde diferentes puntos de vista. ¿Quién no recuerda el bar donde Vincent y Jules están hablando mientras de fondo se oye la conversación que mantienen Honey Bunny y su pareja a punto de atracar el local? ¿Y esa conversación sobre las hamburguesas? ¿O las consecuencias cuando las distintas historias se entrecruzan? El resultado es una de las mejores películas de los 90 y que marcó un estilo muy personal de hacer cine, que a posteriori ha sido imitado hasta la saciedad con poco acierto en la mayoría de los casos. Afortundamente en esta ocasión tenemos ante nosotros una película, rodada en un elegante blanco y negro, que ha sabido tomar prestados algunos elementos y cierto estilo de rodaje pero no ha abusado de ellos, sabiendo encontrar su propia identidad en todo momento, evitando así que nos quede la sensación de estar viendo un intento de copia sin gracia alguna. Aquí seguimos cuatro historias paralelas presentadas en episodios y que tienen como nexo común una cafetería a pie de autopista. En la primera, titulada "Drew Barrymore está relacionada con una hamburguesa", conocemos a Gino, un pésimo atracador que pretende robar dicha cafetería; el arranque con un travelling lateral donde vemos avanzar al atracador con una media en la cabeza hacia el local, consigue ponernos en tensión al empezar a imaginarnos el inminente atraco, pero al chocar este contra una farola y obligar a la cámara a retroceder para buscarle o al ver como se deja las llaves dentro del coche con el que pretende huir o la dificultad que tiene para que la camarera y el cajero le hagan caso, ya nos damos cuenta del tono de comedia que en parte va a imperar en la película. Es en esta historia donde conocemos a otro personaje importante del film: A la camarera, Suzy, donde con un divertido flashback rodado al estilo del cine mudo (con la imagen acelerada y los típicos cartelitos), llegamos a enterarnos de la peculiar manera con la que obtuvo este trabajo (genial escena que sirve de apunte a la conversación que mantiene con Gino), durante la cual también se homenajea la conversación de Pulp Fiction acerca de las hamburguesas y sus diferentes nombres.
La segunda historia titulada "¿Por qué ansias tanto la muerte pequeña?" nos presenta a Paul y Malaury, dos amigos que ya han superado los 40 y que deciden secuestrar a la hija de un ricachón con la intención de lograr un jugoso rescate de 500.000€ y así poder dar un giro a sus grises y fracasadas vidas.
Sin embargo, la falta de profesionalidad de esta pareja se hace patente desde el primer minuto en que entran en la casa para llevarse a la joven, los problemas que les da una adolescente con tendencias suicidas (tomando aquí la misma idea de los intentos de suicidio para llamar la atención de sus padres de la curiosísima Harold y Maud). Es en este episodio donde tiene lugar una de las mejores escenas de toda la película con la graciosísima llamada telefónica que hacen al padre para hacerle saber que tienen a su hija, dando lugar a un diálogo muy bien hilvanado donde tienen que acabar hablando con un contestador automático, demostrando la improvisación de todo el plan al no saber exactamente cuanto pedir, que decir ni que tono usar, para acabar concertando el intercambio en el párquing de la cafetería en cuestión.
El tercer hilo argumental titulado "Oh, Gaby" es el más corto y tal vez el de menor importancia del film, ya que en su conjunto es el que menos relación guarda con el resto de las historias. Aquí coinciden en la cafetería dos viejos camaradas, líderes ahora de dos bandas de música. Mientras uno de ellos viste elegantemente, con estilo y la vida profesional le sonríe, el otro vive la otra cara de la moneda: desaliñado y teniendo que tocar en pequeños locales y tugurios para ir tirando. Será durante una conversación que tienen cuando uno acusa al otro de haberle robado una canción titulada Oh, Gaby... que ha acabado por lanzarle a la fama. Dando lugar quizás a un tipo de "gangster" diferente de los vistos con anterioridad, un ladrón de la propiedad intelectual. Es quizás la más floja de las cuatro, pero se deja ver sin problemas. Para rematar el poquer tenemos el cuarto capítulo: "La forma en que todo cambia", en la que un grupo de ancianos entra a un hospital para llevarse a otro que está allí ingresado. El motivo por el cual le van a buscar no lo voy a desvelar de ninguna manera, pues es crucial descubrilo mientras la vemos. En su viaje hacen un alto en la misma cafetería, donde rememoran sus viejos tiempos de gloria como gangsters.
Lejos de ser unicamente una divertida comedia, existe una importante carga dramática que precisamente sirve para darle a la película una mayor trascendencia, todas las historias tratan acerca de perdedores y de sueños rotos o pasados.
Gino es un pobre y torpe desgraciado que se ve obligado a atracar una cafetería simulando llevar una pistola en el bolsillo de su chaqueta; la vida de los dos secuestradores frustados es un desastre y no pinta que vaya a mejorar; el viejo rockero que malvive con el resquemor de como habría ido su vida de haber alcanzado la cima, y para acabar los cinco ancianos que recuerdan con nostalgia y amargura sus días de juventud, tan lejanos ahora que están cerca del final de su vidas donde su grandes preocupaciones pasan a ser la salud cada vez más precaria o la nula pensión que tienen (pues ¿cómo van a tener pensión unos viejos gangsters?). Los actores están todos bien, realmente saben darle a cada uno de sus personajes el equilibrio que exige esta comedia dramática, haciendo que por un lado nos riamos y por otro sentir cierta pena y empatía hacia ellos. Unos perdedores que como esboza el título: "siempre he querido ser un gangster", pero no lo logran...
Otro buen punto es la banda sonora, de igual manera que Quentin Tarantino cuida al detalle este apartado en sus obras, aquí se han elegido algunas canciones que logran dotar de más fuerza las imágenes que estamos presenciando, a destacar la inicial con la entrada de Gino en la cafetería, titulada Casey's last ride de Kris Kristofersson, os dejo el link para que podáis escucharla, a mí me ha encantado:
A pesar de que en su conjunto me ha gustado y la encuentro muy acertada en su planteamiento y desarrollo, es una pena que al final las historias solo se crucen muy tangencialmente, sin influenciar realmente unas sobre las otras y como único nexo en común de compartir la misma cafetería por una u otras circunstancias. Tenía la sensación que al final se iba a liar un buen follón cuando convergieran todas ellas, pero no ha sido así. Es una lástima, porque de haberlo hecho de una forma acertada se podría haber logrado un film más interesante aún. La película termina con un epílogo que sirve para cerrar el círculo de todo lo ocurrido en la cafetería y el devenir de sus personajes principales, logrando en mi opinión dejar una más que notable apreciación por parte del espectador, totalmente recomendada.  


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