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viernes, 29 de julio de 2011

MAÑANA, CUANDO LA GUERRA EMPIECE (2010)

El film que más recaudó en Australia el pasado 2010 es fruto de una novela famosa de John Marsden, que imagino causaría gran impacto por aquellos lares y, como no, debía tener su adaptación cinematográfica.
Pues bien, relata las vivencias de un grupo de adolescentes que se escapan unos días a un paraíso remoto en algún lugar del país, denominado "infierno".
De manera totalmente imprevisible, parece estallar una guerra entre su país y unos invasores desconocidos, ya que al volver a casa, todo está asediado y sus familias presas, teniendo que enfrentarse a militares hostiles con lo poco que esté a su alcance.
Lo cierto es que su propuesta es arriesgada, y más cuando la novela es de los noventa, pero tiene momentos en los que su intrigante narración nos engancha simplemente para desvelarnos quién narices está invadiendo Australia y por qué. ¿Coreanos?, ¿Japoneses?, ¿Chinos, Vietnamitas...? muchas incógnitas que te pegan a la pantalla por mera curiosidad, ya únicamente por salir de dudas.
Podría decir que los primeros 30 minutos son disfrutables, con personajes variopintos y algún que otro guiño gracioso (Al Señor de los Anillos, por ejemplo...), y que poco a poco, la llama se apaga dejándonos una leve y engañosa estela de lo que podía haber sido y no consiguió ser. Una vez situado el grupo en pie de guerra la cosa se autodestruye, cayendo en la tontería y perdiendo la frescura inverosímil que arrastraba, intentando dar una credibilidad que es imposible de conseguir. Lo que si podemos destacar es que la culpa no es del director novel Stuart Beattie, que rueda con profesionalidad y cautiva con imágenes bien captadas, si no de la improbable historia y algún que otro actorcillo de talla dudosa que afecta e infecta al proyecto.
No podemos decir que sea una mala película pero si me declaro más destructivo que entusiasmado con ella, por darme más diálogos necios que buenos momentos.
Contiene secuencias de teleserie (tipo Equipo A) al conseguir volar por los aires un puente, agenciarse un camión destructor y demás barbaridades, haciéndonos recordar hazañas imposibles como lo hacían Mr. T y compañía.
Preparándose ya la segunda parte, seguro que sigue el mismo patrón y nos ofrece más de lo mismo, seguramente con incluso menos atractivo que esta, que ya es decir.

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