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jueves, 21 de julio de 2011

LA OBSESIÓN (EL ENTIERRO PREMATURO) (1962)

Guy vive obsesionado con la idea de que lo entierren vivo, ya que según cree, le sucedió a su agonizante padre. Tiene el absoluto convencimiento de que ha heredado la causa del problema, la catalepsia, una enfermedad que cuando te ataca puede hacer pensar que has fallecido, cuando aún te encuentras con vida.
Pese a su inestable fobia, contrae matrimonio con la hermosa Emily, que procurará apartarlo de ese pensamiento y vivir con normalidad.
Guy (Ray Milland) construye dentro de un mausoleo una cripta anti-encierros, donde tiene a su alcance una decena de opciones en el caso de que lo enterraran vivo (con sólo un dedo saldría del ataúd, conseguiría abrir la puerta con un simple mecanismo o simplemente tendría comida para un tiempo, entre otros)
Pronto descubrirá que sus temores no eran del todo infundados, y que la gente que le rodea no era lo que parecía, comenzando así su terrorífica historia. El responsable del film, Roger Corman, está considerado como el más prolífico productor del mundillo, no en vano le llaman "king of the business" en Hollywood y aquí volvió a demostrar ese peculiar talento para contar historias de terror en un tiempo récord (sus films son conocidos por su breve metraje). Aún con vida (tiene 85 años) el cineasta estadounidense se dedica más a la producción que a rodar actualmente, queriendo evitar ajetreos.
Lo más destacado es la excelente ambientación que se respira en el film, exquisita, siniestra, fúnebre y brumosa que dota de una personalidad indiscutible todo el metraje, sin duda, responsable de todo su encanto. Si a eso le sumamos un guión de interés creciente, unas actuaciones solventes, una duración de no más de 80 minutos y un buen acompañamiento musical, ya tenemos el cóctel perfecto. Incluye además secuencias memorables, destacando por encima de todas la de Guy probando su cripta-búnker y todas las posibilidades que ésta ofrece, incluso veneno por si todo falla y decide suicidarse.
Fruto de la pluma de Edgar Allan Poe y su relato "el entierro prematuro" de julio de 1844, esta adaptación cinematográfica es considerada de culto por varios cinéfilos, a la que catalogan (pienso que equivocadamente) de Serie B, y que a día de hoy se le rinden homenajes y es proyectada una y otra vez en diferentes festivales mundiales de terror.
Únicamente se le pueden achacar algunos bajones de ritmo a mitad de metraje que se hubiesen podido arreglar ahorrándose explicaciones, y que hacen mermar la apreciación final pese a ser un ejemplo de cinta de terror con todo el encanto de los años sesenta.

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