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miércoles, 1 de junio de 2011

MORNING GLORY (2010)

Morning Glory narra las desdichas de Becky (Rachel McAdams), una chica de New Jersey que tras ser despedida de su empleo donde tenía grandes expectativas, se trasladará a Manhattan en busca de nuevo rumbo en su vida, tanto profesional como personal. Será la encargada de un programa matutino al frente de un grupo desmotivado por el continuo ir y venir de productores, pero se convertirá en el revulsivo necesario para levantar el show. La principal estrella femenina está en horas bajas (una Diane Keaton muy simpática y locuaz en su rol) que se verá forzosamente acompañada por su enemistado Mike Pomeroy (Harrison Ford con cara agria toda la cinta, pero escondiendo algo de naturalidad innata e innegable profesionalidad) que resulta ser una de las personas más egocéntricas y presuntuosas del lugar. 





No os voy a engañar, la película es lo que os imagináis, aunque si me lo permitís, destacaré dos cosas a su favor. La primera es la intensa química entre los actores maduros en pantalla, tanto Harrison como Diane están perfectos, y esas son cosas que nunca se saben antes de rodar.
Un acierto. La segunda es la arrolladora personalidad de Rachel McAdams, una actriz que aquí lo da todo y se erige como una profesional como la copa de un pino cumpliendo de manera muy cómplice con su papel en el film, aunque la profundidad de su personaje se limite a poco más que una joven soñadora con los problemas habituales de nuestra generación. En sí, el trazo de los protagonistas en grueso, pronunciándose con poca precisión en sus respectivos talantes individuales, y eso acaba pesando en todo el trayecto. Nos hubiese gustado saber más acerca de la relación anterior de Diane y Harrison, o de alguna incursión más a fondo en la vida personal de Becky.
Diane Keaton, estupenda con 65 años
Destacar también la velocidad de la película, que no aparca sus intenciones ni se desvía del argumento base para ofrecernos un ritmo igual al estresante mundo que nos narra, enseñando todas sus peculiaridades y la misma sensación de agobio que existe bajo esa presión de trabajo. El director de Notting Hill nos dirige hacia ese mundo de manera efectiva pero le falta mordicidad, no hay intenciones de crítica ni golpes certeros, sean del bando que sean.
El tratamiento de la imagen es la tópica en estos días, videoclipera y llena de efectos visuales, algunos acertados (el orquestrador de cámaras de la oficina, curiosísimo) y otros más desacertados (la relación amorosa típica, un inconveniente en casi todos estos films).
No hay mucho más que decir sobre ella, bien podría representar un capítulo piloto de alguna serie de la FOX o podría haber sido un buen film, pero mucho me temo que quedará rezagado a una película más en este mundo plagado de cintas mejores, tengan a Indiana Jones dentro o no.
Un gran trío protagonista desaprovechado en esta sátira tan inocente y desarmada, que en manos más atrevidas hubiera sido peligrosamente divertida. La próxima vez será.


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