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domingo, 3 de abril de 2011

SANJURO (1962)

Situados en el Japón feudal, nos encontramos en un pueblo provincial, donde el magistrado de la región, Mutsuta, ha sido secuestrado por su rival político, Kikui, con la ayuda de un ronin que ha contratado. Todo esto ha ocurrido porque Mutsuta sabe que hay miembros del clan que están malversando y practicando corrupciones varias, para evitar ser descubiertos, sus rivales le denuncian y retienen para así matar dos pajaros de un tiro, buscando un chivo expiatorio y evitar ser descubiertos. Esto ocasionará un desigual enfrentamiento entre 9 samuráis fieles que saben la verdad contra todo un clan. Una situación muy desfavorable y casi desesperada para ellos, que cambiará con la llegada de Sanjuro (Toshiro Mifune), otro ronin que será quien ponga un poco de sentido común para ayudarles. Segunda aparición de este ronin tras Yojimbo (1961).
De igual forma que pasaba con ciertos westerns protagonizados años más tarde por Clint Eastwood, en los que llegaba a un pueblo en el que dos bandos se enfrentaban y él parecía ir a su rollo, pero en el fondo desarrollaba un plan bien trazado para acabar con sus enemigos, aquí Sanjuro se las apaña para paso a paso ir poniendo las cosas en su sitio más que con la inteligenia que con la espada, aunque violencia y cruces de espadas los hay.


Una frase define muy bien esta actitud y es la que dice en un momento dado la mujer de Mutsuta: "la mejor espada es la que permanece en su funda" y es que en combate mano a mano Sanjuro sabe que lo tienen todo perdido, por lo que echará mano de toda su astucia para intentar resolver esta situación. La película está perfectamente rodada, con un buen guión y tiene algunas imágenes muy bien logradas, como la de los 9 samuráis avanzando para ponerse en fila tras Sanjuro y que se vean todas las cabezas alineadas, un bonito blanco y negro con una buena luz y unos planos muy cuidados como son la costumbre de Kurosawa.
Sin ser una obra maestra como "Los siete samuráis", "Ran" o "Yojimbo", es un muy buen entretenimiento de la época feudal japonesa, tratando uno de los temas que más le gustaban al maestro, la lucha por el poder.

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