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miércoles, 15 de febrero de 2017

GODZILLA (1998)

La idea de realizar una versión americana de Godzilla llevaba gestándose desde finales de los años 70. Un proyecto serio surgió con Steve Miner al cargo (Viernes 13 2ª y 3ª parte) y en 3D, pero su elevado coste hizo que se desechara.
Así que llegamos a principios de los 90, cuando se retomó seriamente el tema y con la participación inicial de Jan De Bont (Speed (1994), Twister (1996)) en el asunto. La historia conectaba con el espíritu original japonés, con Godzilla enfrentándose a una criatura descomunal similar a Guidorah, un proyecto interesante y que un Jan De Bont entregado al proyecto (y fan del personaje) podría haber dado un punto de vista notable y de look espectacular. ¿Qué pasó? El presupuesto para dicho proyecto era demasiado alto y eso sumado a las exigencias de los productores provocó que Jan De Bont se diera las de villadiego.
Independence Day (1996) fue un taquillazo a nivel mundial y además el tratamiento de la destrucción dado por Roland Emmerich podría encajar con un film como Godzilla, por lo que acabó siendo el elegido. Emmerich ha declarado en numerosas veces que él en realidad no quería hacer Godzilla, y que fue un proyecto de encargo, y eso se nota en el resultado final.
Godzilla (1998) acabó siendo un producto muy en la línea del cine de acción americano que se hacía en los 90 y que poco, o muy poco, tenía del espíritu original japonés, tanto en concepto como en el diseño de la criatura gigante, convertida en una lagartija desproporcionada más en la línea de un T-Rex de Jurassic Park que de Godzilla.
Los que vivimos el estreno de este film recordaremos la brutal y agresiva campaña de publicidad que se vivió los meses previos al estreno. Por que no nos engañemos, la campaña que se realizó a todos los niveles (tráilers, videoclips musicales, pancartas publicitarias…) fue espectacular y el eslogan “El tamaño sí importa”, que jugaba con las partes de la criatura sin mostrar su aspecto definitivo, fue muy acertado, y que personalmente me llenó de emoción frente a lo que iba a ver. Ya luego el resultado final fue el que fue y eso deshinchó muchas emociones. Pero para el recuerdo queda el videoclip de Jamiroquai y la canción “Deeper underground” en un cine destrozado, inolvidable.

El "héroe" de la historia
Godzilla...
El film es una sucesión de chistes malos
Uno de los errores principales fue escoger a un reparto tan extraño como inadecuado en un film de estas proporciones. Pero poner a Mathew Broderick como protagonista y dispuesto a enfrentarse a Godzilla dice mucho del respeto hacia la criatura que le tenía Roland Emmerich y cía.
Pese a mi cariño hacia Jean Reno, debo decir que en este film está muy desacertado, escupiendo bromas que no hacen ninguna gracia. Hank Azaria se hace el gracioso y tampoco lo consigue y Maria Pitillo… ya está todo dicho. La lástima es que el film tiene unos 20 minutos iniciales muy conseguidos (y que son los únicos que conectan más con los films japoneses), y que crean una atmósfera que atrapa: desaparecen barcos japoneses, aparecen unas huellas enormes, la lluvia incesante… Hasta acabar con la primera aparición de la criatura gigante en New York en el que es un momento excelente y muy conseguido.
Pero pasado este momento, el film ya ha mostrado todas sus cartas, y además demasiado rápido, por lo que el resto de la cinta es un videojuego, corre que te pillo, con helicópteros persiguiendo a Godzilla por las calles, chorradas, personajes inaguantables y metraje innecesariamente alargado.
Los efectos especiales en general están excelentes (con un presupuesto así, es obligatorio) y se consiguen momentos a pie de calle que hasta ahora ninguna producción japonesa había conseguido. El problema principal: ese no es Godzilla.
Roland Emmerich parece querer parecerse a Spielberg y no deja de plagiar/imitar a Parque Jurásico (1993) y El mundo perdido: Jurassic Park (1997) en todo momento, con un Godzilla que es un T-Rex de 100 metros y cuyo planteamiento no deja de ser alargar 2 horas la escena final del tiranosaurio en Los Ángeles de El mundo perdido (1997).
Y ya cuando llegamos a las crías de Godzilla en el Madison Square Garden es una repetición descarada de la escena de los velociraptores de Spielberg. Al final, con la superioridad clara del ejército americano, que no tiene excesivos problemas con la criatura, hace que acabes sintiendo lástima por el bicho y no lo veas como una verdadera amenaza.

Godzilla muere con dos misiles...
Sí, Godzilla (1998) puede resultar una ofensa para el fan acérrimo del personaje y es así, es un film que lleva por nombre Godzilla pero no tiene nada que ver con él. Una película donde Godzilla muere por dos misiles y que contiene una persecución final en taxi que es de juzgado de guardia, llena de chorradas inverosímiles y estúpidas (Mathew Broderick metiéndole un cable eléctrico en las encías de Godzilla, es algo bochornoso…)
Si hubiera sido un remake de El monstruo de tiempos remotos (1953), el cabreo hubiera sido menor, ya que parece conectar mucho más con ese film que con la tradición japonesa. De hecho, esta es puramente una monster movie típica de los 50, con el monstruo destruyendo algún que otro monumento famoso pero cayendo con relativa facilidad frente al ejercito o los científicos de turno. Una vez dicho esto, seamos realistas.
El film sigue a rajatabla la línea de cine de acción americano de los 90, y en ese sentido, es una cinta muy entretenida, chorra y que hace pasar el rato, en ese sentido no podemos negar que no engaña a nadie. Aunque tengamos que aguantar personajes estúpidos y sin gracia y un desarrollo demasiado alargado.
Pese a que ahora todo el mundo dice que fue un absoluto fracaso, no fue del todo así. Obtuvo un éxito de taquilla bastante competente, con aproximadamente 380 millones de dólares a nivel mundial, aunque no acabó de funcionar en EEUU. Mientras que en Japón no funcionó mal, llegando a los casi 3,5 millones de espectadores.
El problema es que se dejaron una barbaridad de dinero: publicidad e incluso un software de efectos especiales con Godzilla para futuras secuelas… por lo que se obtuvieron pocos beneficios. Se cancelaron las posibles secuelas, la carrera de los actores participantes y de Roland Emmerich empezó a ir de capa caída y esto provocó el regreso a las pantallas japonesas de nuevos films de Godzilla. Para bien o para mal, éste consiguió traer el nombre de Godzilla a las masas.

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