No le ha faltado pues impulso comercial ni oportunismo mediático (obtuvo el mejor arranque económico en un fin de semana de un documental en todo EEUU), ni tan siquiera un hermoso abanico de caras conocidas (con eso a su favor), no obstante sí que he echado de menos algún signo de personalidad cinematográfica o de cualquier capacidad de sorpresa, aunque fuera pequeña, hecho que indudablemente su antecesora poseía.
El director ruso Vlad Yudin copia en su "Generation Iron" el esquema casi al dedillo que propusieron en su día el dúo Butler-Fiore, evidentemente modernizando el conjunto y sirviéndose de herramientas actuales. Es así como Yudin sigue con su cámara a 7 culturistas profesionales unos 3 meses antes del Olympia, acercándonos a sus inseguridades, miedos, ansiedades, sueños, derrotas o triunfos, siempre tratando impetuosamente de "humanizar" a un séquito de deportistas por lo común "demonizados".
Su afán por contar demasiadas historias paralelas que converjan perfectamente al final no resulta del todo sencilla, pues él no se apoya en trucos de ficción como lo hacía el original, sino que apuesta por la veracidad de todas y cada una de las historias que presenta.
Kai Greene, expresándose artísticamente sobre el asfalto |
Warren además protagoniza la secuencia más dolorosa del film al sufrir un accidente cayéndose de uno de sus caballos, dentro de las extensas hectáreas de su rancho.
Dennis "Big Bad" Wolf es un enorme culturista ruso de 35 años con una evidente fascinación por la figura de Arnold Schwarzenegger que además, habla como él (hecho que se debate entre lo ridículo y lo gracioso). Su ausencia de carisma y seguridad queda patente cuando le vemos acudir a un cásting para una película y su audición es poco menos que horrible. Su dedicación al culturismo es total, pero es de los pocos que disfrutan de una familia estructurada y aparentemente feliz (con mujer y una hija, por cierto, muy apetecible) y de un entrenador y/o asesor de prestigio, el ex-profesional Dennis James.
Victor Martínez, una estrella estrellada |
Sibil con Roelly al fondo, severidad alemana en el culturismo |
Heath en el backstage con el mítico Lou "Hulk" Ferrigno |
Su turbulenta historia no acaba ahí, pues también tuvo que pasar 6 meses en un centro de internamiento para inmigrantes ilegales y su condición física y anímica bajaron enormemente. Así, el que era llamado a suceder en trono a Ronnie Coleman, ve como su carrera profesional se aleja (su visita a un juez de alta competición para que le dé su veredicto es digna de mención), sin haber conseguido su máximo objetivo y forzado a asumir que quizás, el 2012 sería ya su último año en competición.
Ben "Pak-Man" Pakulski, canadiense de 33 años, presenta un físico envidiable (sobre todo su tren inferior, simplemente impresionante) y mucha seriedad en sus ambiciones, pero más allá de sus hipnóticos rasgos escandinavos y sus grandes conocimientos sobre la materia (es el más estudiado de todos), su historia de crecimiento no nos llega, siendo quizás la más plana de todas.
Kai Greene, artista y culturista |
Su historia es interesante y muy peculiar, pues deberán obtener su pase al Mr. Olympia a través de un certamen europeo, concretamente en Noruega (tras perder su oportunidad en EEUU). La condición de "inexperto" por parte de Roelly junto con la severidad de Sibil (que aunque sepa a poco, aporta el necesario condimento femenino al film), son garantías de una buena historia, pues permite varias lecturas casi de manera involuntaria.
Para el final he dejado a los verdaderos protagonistas de este docudrama, los Arnold y Lou de esta generación : Kai "The predator" Greene y el actual Mr.O Phil "The Gift" Heath.
Aunque sus historias poco o nada tienen que ver entre sí, lo cierto es que son las que más me han atrapado por su absoluto compromiso, respeto y entendimiento de este deporte, cada uno a su estilo.
Kai, afroamericano de Brooklyn, no tiene ni padres ni familia. Vive solo en un pequeño loft de barrio, junto a sus pinturas (que por cierto, resultan sorprendentes e incluso buenas) y explota su vena artística en plena calle (sus poses en el metro con máscara incluida son para enmarcar). Su visión del culturismo es poder crear en su propio cuerpo la figura muscular masculina perfecta, siendo él mismo una obra de arte. No me cabe duda de que en parte, juega como un guiño a las declaraciones de Arnold en Punping Iron sobre el mismo asunto.
Heath, concentrado segundos antes de exponer su rutina de poses |
Los dos mejores en la actualidad, Phil y Kai |
Para Greene, el culturismo ha sido y sigue siendo, como para muchos, su vía de escape para superar ciertas adversidades o circunstancias negativas (sobre todo en lo referente a los peligros de la calle y su barrio), otorgándole disciplina, pasión, objetivos y fuerza de voluntad. Su carácter, solitario y taciturno, es insólito en este deporte, y aunque le cuesta asumir ser el eterno segundón, demuestra un tesón y una inteligencia asombrosas. Sin duda, su historia ha sido la más interesante de descubrir.
El actual Mr. Olympia y ex-jugador de baloncesto Phil Heath, presenta otras credenciales más acordes con la figura de un campeón. Un astuto, dotado (genéticamente se entiende) y, seguramente, poco más que ocasional Rey del culturismo que vive rodeado de lujos, coches y contratos.
Su entendimiento del business le ha hecho crecer hasta tocar techo, y no me cabe duda de que reúne todos los ingredientes para consolidarse tal vez un año más (ya lleva 3 consecutivos), pero creo firmemente que es muy improbable que alcance los logros que en su día sumaran los Dorian, Haney, Arnold y compañía.
Mickey Rourke, narrador en off del documental |
El film acaricia la superficie de esta disciplina deportiva y la de sus atletas, sin llegar a significar nada nuevo ni nada que sea necesario que el profano conozca. Una oportunidad mal aprovechada de proyectar un estilo de vida denostado por una parte de la sociedad pero que cada vez tiene más adeptos.
Quizás esta nueva generación de profesionales tengan menos que decir de su paso por el culturismo, o quizás el cineasta Vlad Yudin no ha sabido reflejarlo con sus lentes, pero de todas formas, tanto el contenido como la esencia de esta "Generación del Hierro" dista mucho de aquél incunable que fue "Pumping Iron", más inimitable que nunca.
Como anécdota merece la pena esperar tras los créditos, para saborear a un viejo Mike Katz preguntando de nuevo por su camiseta perdida. Un gran momento.
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