Después del primer Godzilla, Ishiro Honda dirigió Half Human (1955), una curiosa visión del abominable hombre de las nieves, un film dificilísimo de encontrar debido a que estuvo prohibido durante décadas en Japón por su supuesto tono racista contra una pequeña comunidad japonesa indígena llamada Ainu. Un año después, llegó el film que nos ocupa, Radon, titulado en su estreno americano como Rodan y en España como Los hijos del volcán. Esta vez, el monstruo volaba y ahora en color. La historia sigue a una comunidad de mineros que se tienen que enfrentar a unos misteriosos insectos gigantes que están causando el terror en el pueblo sin sospechar que en el interior de la mina, se esconde un peligro aún mayor, los huevos de un ave gigante prehistórica.
Ahora le toca a Rodan aterrorizar Japón |
Honda se aleja del entorno urbano y moderno del primer Godzilla para retratar a uno de esos pequeños pueblos perdidos en medio de Japón, donde parece que aún no hayan llegado las nuevas tecnologías. En este sentido, la representación del modo de vida minero está muy bien conseguida y es plasmada con realismo. El primer tercio del film aporta elementos propios del cine de terror donde claramente se ven ciertas influencias del fantástico americano de la época como "Them. La humanidad en peligro" (1954), aunque el diseño de los insectos gigantes (denominados Meganurones) están más conseguidos técnicamente que las hormigas de Them!
Respecto a los efectos especiales, son mayoritariamente impecables, superando a producciones americanas de la época (exceptuando algunos momentos algo risibles como algunas sobreimpresiones algo vergonzosas del escenario con personas, y el clímax final, cargado de poesía, pero manchado por ese par de Rodans que parecen aviones de papel).
Respecto a los efectos especiales, son mayoritariamente impecables, superando a producciones americanas de la época (exceptuando algunos momentos algo risibles como algunas sobreimpresiones algo vergonzosas del escenario con personas, y el clímax final, cargado de poesía, pero manchado por ese par de Rodans que parecen aviones de papel).
Algo está acabando con los trabajadores de una mina |
A pesar de esto, el film nos regala secuencias míticas como el nacimiento del primer Rodan, la espectacular escena donde la enorme sombra del monstruo pasa por encima de una pareja en el volcán, o las impecables escenas de destrucción rodadas con gran tensión y detallismo. De hecho, para disimular los cables que sujetaban a los monstruos, el equipo del film se dedicó a borrarlos manualmente fotograma a fotograma en el montaje (aunque eso no quita que en alguna secuencia se vean claramente).
En el lado negativo, nos encontramos con los mismos problemas de siempre en las kaiju-movies y que se agravarían con el tiempo, y es que el drama humano resulta de poco interés y pasa desapercibido delante de las verdaderas estrellas del film, los monstruos gigantes, lo que provoca que el ritmo decaiga en ciertos momentos. Y para finalizar, ¿a qué viene la interminable duración de la escena de los misiles contra el volcán?
En el lado negativo, nos encontramos con los mismos problemas de siempre en las kaiju-movies y que se agravarían con el tiempo, y es que el drama humano resulta de poco interés y pasa desapercibido delante de las verdaderas estrellas del film, los monstruos gigantes, lo que provoca que el ritmo decaiga en ciertos momentos. Y para finalizar, ¿a qué viene la interminable duración de la escena de los misiles contra el volcán?
Rodan aparece en pleno volcán |
Nada puede matar a la ave prehistórica |
En pleno rodaje |
Para el que quiera acercarse a los kaijus clásicos por primera vez o para el que ya esté cansado de Godzilla, Los hijos del volcán es uno de los mejores exponentes del género. Un film sólido y entretenido. El personaje de Rodan volvería a la saga de Godzilla como aliado del saurio y con cierto aire paródico.
Ishiro Honda, tras el estreno de Rodan diría sobre sus películas de monstruos gigantes: “Los monstruos nacen demasiado grandes, demasiado fuertes, demasiado pesados, ésa es su tragedia”. Lo que evidencia su voluntad de dar a estos films una personalidad propia, más que presentar solamente a monstruos destrozando maquetas.
(Redactado por Adrián Roldán)
Ishiro Honda, tras el estreno de Rodan diría sobre sus películas de monstruos gigantes: “Los monstruos nacen demasiado grandes, demasiado fuertes, demasiado pesados, ésa es su tragedia”. Lo que evidencia su voluntad de dar a estos films una personalidad propia, más que presentar solamente a monstruos destrozando maquetas.
(Redactado por Adrián Roldán)
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