Ya vuelve el cine gourmet a la Vila. Arranca de nuevo el CineClub Sitges.
Aún de resaca por aquella gran fiesta que fue Rocky Horror Picture Show el pasado 22 de agosto en l'Hort de Can Falç (que superó con creces todas nuestras expectativas congregando a más de 350 valientes), nos llega una nueva propuesta cinéfila que da el pistoletazo a la nueva temporada de este cada vez más consolidado CineClub.
Será el próximo jueves 5 de septiembre, a las 20:30h como ya es costumbre, y como no podía ser de otra manera, en el mítico cine Prado de Sitges.
El film escogido para la ocasión será Hannah Arendt (2012), de la berlinesa Margarethe von Trotta.
Esta reconocida actriz/guionista/directora alemana fue miembro del jurado del Festival de Venecia en dos ocasiones, y se ganó un puesto de honor en el llamado "Nuevo Cine Alemán" (junto a los Wenders, Kluge, Fassbender y compañía) gracias a su aclamado tercer film en solitario, Las Hermanas Alemanas (Die bleierne Zeit,1981).
Von Trotta, licenciada en bellas artes, mujer de fuertes valores políticos, divorciada por partida doble y ahora madre soltera con un hijo, consigue desde entonces mantener en su cine un discurso recurrente, de mucha coherencia estética, siempre a caballo entre el distanciamiento familiar y el daño político.
Los personajes femeninos vertebran absolutamente toda su filmografía (sobre todo lo concerniente a las relaciones entre hermanas), lo que en su día le llegó a ocasionar una oleada de críticas acusándola de hacer apología del feminismo, a lo que ella, como mujer inteligente que demostró ser, ni se molestó en debatir. Lo cierto es que sus vivencias personales impregnan todos sus trabajos cinematográficos, y pese a su fuerte condición alemana (lo que dificulta que sus films sean del todo comprendidos allende fronteras), su cine atravesó morales, murallas y pensamientos hace ya más de 30 años, haciéndose un hueco en el cine considerado d'auteur a lo largo y ancho de Europa.
Alternando en estas últimas décadas el trabajo televisivo (donde su condición de guionista tiene más salida) con modestos proyectos cinematográficos, este 2012 nos dejó una de sus mejores propuestas, Hannah Arendt.
El nuevo film de la bávara versa sobre la vida y pensamientos de la homónima filósofa de origen judío y reconocida teórica política, quién estuvo trabajando para el The New Yorker en el famoso juicio al criminal Nazi Adolf Eichmannn.La complejidad intelectual y los ideales filosóficos de Arendt sirven a Von Trotta como vehículo perfecto para retomar sus discursos favoritos. Política y humanidad. Guerra y paz. El Hombre y la Mujer.
Sin duda, estamos ante una película harto interesante, un biopic de elegante estilo alemán y sobria puesta en escena que tiene como telón de fondo la Segunda Guerra Mundial, al maltratado pueblo judío y que incluso se atreve a desempolvar unas duras imágenes de archivo del comprometido juicio acaecido en Jerusalem a principios de los sesenta.
Una experiencia cinematográfica tan dura como necesaria, estremecedora y veraz que filma Margarethe Von Trotta con pulso firme y que nos llega como siempre, en su V.O.S.
Arranca así pues la segunda temporada en CineClub Sitges, y lo hace con fuerza, decisión y valentía. Allí nos veremos el 5 de septiembre; acordaros, tenemos una cita con el buen cine alemán.
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martes, 27 de agosto de 2013
domingo, 25 de agosto de 2013
7 CAJAS (2012)
Víctor, un joven de 17 años, trabaja en el Mercado 4 de Asunción, en Paraguay, como carretillero ayudando a los compradores a llevar sus paquetes hasta sus casas. Un mundo lleno de competencia con infinidad de niños intentando ganarse unos pocos guaranies con los que ir tirando. Sin embargo, un día le llegará una propuesta un tanto extraña de la mano de Gus, el novio de la mejor amiga de su hermana. A cambio de llevarse 7 cajas del almacén de su jefe durante unas horas, recibe la mitad de un billete de 100 dólares, una auténtica fortuna. Cuando regrese con las cajas intactas obtendrá la otra mitad. De esta manera Víctor se fundirá entre el gentío para descubrir poco a poco que se ha enrolado en un turbio asunto, teniendo que evitar a toda costa a la policía que patrulla por allí y a Nelson, otro carretillero sin escrúpulos que hará lo que haga falta por hacerse con las preciadas cajas.
Sí algo hay que reconocerle de entrada a la película, es que en líneas generales y a pesar de ser una producción de bajo presupuesto, resulta estimulante y entretenida. La historia es bien sencilla, y en 16 calles (16 Blocks, 2006) ya vimos algo similar, al tener que llevar a un testigo hasta los juzgados a lo largo de 16 bloques de edificios mientras eran atacados de todas las maneras posibles. Pues aquí tendremos a un chaval deambulando y escondiéndose en la maraña de callejuelas y negocios que componen el atestado Mercado 4 de Asunción a medida que cae la noche, donde él y su preciada carga serán el objetivo de muchos que buscan de forma desesperada lo que puede ser la solución a todos sus problemas.
Un trato muy tentador para Víctor... |
Nelson peleando por lo que haya en esas cajas... |
En 7 cajas se alternan momentos realmente conseguidos, donde la sensación de desasosiego es notable gracias a las localizaciones elegidas para su rodaje, en las que predominan sucias y oscuras callejuelas que parecen esconder peligros en cada esquina; o el misterio que al menos en su primer tercio logran mantener en el aire con el contenido de las cajas. Además se agradece un uso inteligente de la cámara para alternar recursos visuales, con un adecuado uso de cámara subjetiva en ciertos momentos bien elegidos, afortunadamente sin caer en abusos cansinos. Sin embargo hay otros que rozan el amateurismo, llegando a ser incomprensibles al menos para un servidor. No puedo calificar de otra manera que de nefasta la caracterización del personaje de Luís, uno de los teóricos personajes oscuros del film y que inexplicablemente aparece casi caricaturizado merced del uso de una dentadura postiza, unas gafas de culo de botella o una falsa calva, haciendo difícil creérselo en ningún momento y mermando esta parte de la historia.
Otro de los puntos que juegan en su contra es el metraje, cercano a las dos horas y que resultan excesivas para el desarrollo que se le ha dado a la historia y a los personajes. Un hecho que hace que en algunos momentos pueda resultar un tanto repetitiva y parezca que se estanque. La idea de base no daba para tanto y se debería haber trabajado mejor el guión, pues adolece en ciertos pasajes de situaciones poco creíbles o incluso algo incoherentes con el tono general imperante (esa
Mercado de Asunción |
Bien actuada por parte de la dupla protagonista Celso Franco como Víctor y Lali González como Liz, la mayoría del resto del reparto simplemente correcto y algún actor por debajo de lo necesario, repito al personaje de Luís perpetrado por Nico García o su cómplice, Don Darío como lo peor del film.
A pesar de ello, el vivo ritmo e interés que trasmite la historia, logran en su mayor medida su cometido de entretener al espectador, pero nos queda la sensación de haberse podido exprimir mejor la idea y sacar una historia más oscura en manos de un director con más experiencia. Con todo se puede decir que resulta interesante.
viernes, 16 de agosto de 2013
22 DE AGOSTO A LAS 23H, CINECLUB SITGES PRESENTA.....THE ROCKY HORROR PICTURE SHOW (1975)
Del próximo 20 al 25 de agosto, Sitges se nos viste de Festa Major. Diversos recorridos culturales, celebraciones populares, música y mucho entretenimiento infantil son la base de esta semana en la Vila. Una semana que no sólo trae exposiciones de arte, conciertos con DJ's y havaneres o competiciones deportivas, sino que también nos ofrece Cine con mayúsculas; un cine fresco y a la fresca, a cargo, como no podía ser de otra forma, del CineClub Sitges.
¿La cita?, el próximo jueves 22 a las 23:00 (aunque está justificado llegar media hora antes) en L'Hort de Can Falç, en el mismo centro del pueblo.
¿El film escogido para la ocasión?, pues la experiencia músico-terrorífica más aclamada de todos los tiempos, The Rocky Horror Picture Show, del australiano Jim Sheridan.
Una película de 1975 con auténtica categoria de culto, de insólito alcance y acogida popular que, pese a su despreocupada y bizarra puesta en escena, se alza aún en nuestros días como toda una experiencia cinéfilo-sensitiva sin parangón.
El film nos pide inmersión, nos pide complicidad y participación. Por eso, y como se lleva haciendo más de 35 años en todo el mundo, el público debería ir con total predisposición a pasárselo bien, a dejarse arrastrar por Tim Curry, Susan Sarandon y cía hacia ese mundo de terror y música tan alocadamente divertido.
Así pues, repasemos la interacción rápidamente....
Globos: Durante ’Science Fiction’ los labios cantan “But when worlds collide…”. En ese momento, todos debemos explotar nuestros globos.
Arroz: La boda entre Ralph y Betty. ¿Y qué hay en las bodas? ¡Arroz, exacto! Se lanza el arroz hacia arriba, con suavidad, que no es un misil.
Papel de periódico: Brad y Janet bajan del coche. Llueve, y Janet se coloca un diario en la cabeza para no mojarse. El público hace lo mismo.
Pistola de agua: Cuando bajan del coche, se comienzan a mojar y nosotros simulamos la lluvia tirando agua con las pistolas. Sobre todo, tirarla para arriba y no hacia la pantalla. Recordad también que dentro de los coches no llueve.....(...)
Linternas o móviles: Cuando Brad y Janet cantan bajo la lluvia la frase ’There’s a Light’, se encienden las linternas y los móviles.
Guantes de látex o goma. Frank, como buen médico, lleva unos guantes de látex al laboratorio y los sacude un par de veces. Haced lo mismo.
Carraca o matasuegras: Los transilvanos hacen ruido con estos artefactos. Haced lo mismo.....
Confeti. Frank y Rocky se van cogiditos hacia su habitación. Todos tiran confeti y nosotros no seremos menos.
Papel higiénico: Aparece el Dr. Scott y Brad grita “Great Scott!”. Se lanza pues el rollo de papel por los aires.
Sombrero de fiesta de cumpleaños: Durante la cena, Frank canta el ’Happy Birthday’ a Rocky. También nos alegraremos nosotros, porque sin él, no habría película y nos ponemos todos el sombrero.
Baraja de cartas: Riff y Magenta anuncian que vuelven a su planeta Transexual Transilvania. Frank se despide y canta “Cards for sorrow, cards for pain”. Lanzamos la baraja de cartas por los aires.
En fin, que el visionado promete diversión, juerga y colaboración por vuestra parte (además, todos los disfraces son más que bienvenidos para la ocasión, de hecho, debería ser obligatorio....faltaria más).
En definitiva, por tan sólo 4 euros de nada (además, con consumición incluida), se vivirá una super experiencia cinematográfico-gamberra al aire libre, a medianoche (como se concibió), en las fiestas de Sitges y en pleno verano. Más no se puede pedir, ¡¡¡gracias de nuevo CineClub Sitges !!!
¿La cita?, el próximo jueves 22 a las 23:00 (aunque está justificado llegar media hora antes) en L'Hort de Can Falç, en el mismo centro del pueblo.
¿El film escogido para la ocasión?, pues la experiencia músico-terrorífica más aclamada de todos los tiempos, The Rocky Horror Picture Show, del australiano Jim Sheridan.
Una película de 1975 con auténtica categoria de culto, de insólito alcance y acogida popular que, pese a su despreocupada y bizarra puesta en escena, se alza aún en nuestros días como toda una experiencia cinéfilo-sensitiva sin parangón.
El film nos pide inmersión, nos pide complicidad y participación. Por eso, y como se lleva haciendo más de 35 años en todo el mundo, el público debería ir con total predisposición a pasárselo bien, a dejarse arrastrar por Tim Curry, Susan Sarandon y cía hacia ese mundo de terror y música tan alocadamente divertido.
Así pues, repasemos la interacción rápidamente....
Globos: Durante ’Science Fiction’ los labios cantan “But when worlds collide…”. En ese momento, todos debemos explotar nuestros globos.
Arroz: La boda entre Ralph y Betty. ¿Y qué hay en las bodas? ¡Arroz, exacto! Se lanza el arroz hacia arriba, con suavidad, que no es un misil.
Papel de periódico: Brad y Janet bajan del coche. Llueve, y Janet se coloca un diario en la cabeza para no mojarse. El público hace lo mismo.
Pistola de agua: Cuando bajan del coche, se comienzan a mojar y nosotros simulamos la lluvia tirando agua con las pistolas. Sobre todo, tirarla para arriba y no hacia la pantalla. Recordad también que dentro de los coches no llueve.....(...)
Linternas o móviles: Cuando Brad y Janet cantan bajo la lluvia la frase ’There’s a Light’, se encienden las linternas y los móviles.
Guantes de látex o goma. Frank, como buen médico, lleva unos guantes de látex al laboratorio y los sacude un par de veces. Haced lo mismo.
Carraca o matasuegras: Los transilvanos hacen ruido con estos artefactos. Haced lo mismo.....
Confeti. Frank y Rocky se van cogiditos hacia su habitación. Todos tiran confeti y nosotros no seremos menos.
Papel higiénico: Aparece el Dr. Scott y Brad grita “Great Scott!”. Se lanza pues el rollo de papel por los aires.
Sombrero de fiesta de cumpleaños: Durante la cena, Frank canta el ’Happy Birthday’ a Rocky. También nos alegraremos nosotros, porque sin él, no habría película y nos ponemos todos el sombrero.
Baraja de cartas: Riff y Magenta anuncian que vuelven a su planeta Transexual Transilvania. Frank se despide y canta “Cards for sorrow, cards for pain”. Lanzamos la baraja de cartas por los aires.
En fin, que el visionado promete diversión, juerga y colaboración por vuestra parte (además, todos los disfraces son más que bienvenidos para la ocasión, de hecho, debería ser obligatorio....faltaria más).
En definitiva, por tan sólo 4 euros de nada (además, con consumición incluida), se vivirá una super experiencia cinematográfico-gamberra al aire libre, a medianoche (como se concibió), en las fiestas de Sitges y en pleno verano. Más no se puede pedir, ¡¡¡gracias de nuevo CineClub Sitges !!!
lunes, 12 de agosto de 2013
CINECLUB SITGES 1ª TEMPORADA (ENERO - JULIO 2013)
En Sitges uno respira mar y montaña, tradición y modernidad, bullicio y tranquilidad. Sitges nos ofrece contrastes en gastronomia y cultura, en arte y en moda, en diversión y diversidad. Referente europeo de localidad ecléctica, vanguardista y tolerante que además, puede alardear de una arraigada pasión cinéfila. Y no únicamente por ser uno de los pueblos más frecuentados por cineastas a la hora de hallar sus localizaciones, ni por albergar el festival internacional del fantástico más importante desde hace ya más de 45 años, sino también por luchar contra viento y marea por preservar el buen cine, aquél que deja mella, aquél que no se empeña tan sólo en mantenernos anestesiadamente entretenidos durante poco más de hora y media.
Pero nada es sencillo. Hay que luchar cada día por lo que uno quiere conservar. Por eso cuando David Cuesta comenzó su andadura de crear un CineClub en su Sitges natal, tal y como se hacía en ciertas localidades cercanas, ya sabía que debía rodearse de otros incondicionales del séptimo arte, que al igual que él, invirtieran tiempo, pasión y dedicación a una causa cultural sin mayor lucro que la satisfacción personal.
Así nacía a finales de 2012 el CineClub Sitges, ubicado actualmente en el emblemático cine Prado (calle Francesc Guma, 12) y miembro de la FCC (Federació Catalana de Cineclubs), que el pasado 11 de julio cerraba con esperanzadora acogida su primera temporada y ya fija su mirada en la segunda, de cara a septiembre.
Los amantes del buen cine hemos podido disfrutar esta temporada de films que no siempre llegan cerca nuestro y afortunadamente en V.O.S.E (respetando su versión original subtítulada); de ese cine que por razones de exclusividad comercial (entre otras excusas) sólo se mueve en festivales o círculos culturales reducidos. Así pues, debemos estar muy agradecidos a este entusiasta grupo de personas, porque sino fuera por ellos, Sitges no hubiese tenido el gran privilegio de proyectar en pantalla grande estos 13 films de gran calibre que paso a revisar.
La cinta escogida para abrir el CineClub el pasado 24 de enero fue la ganadora del Oso de Oro del festival de Berlín, "César debe morir" (Cesare deve morire, 2012), de los hermanos Taviani. Un ejercicio de cine sin las habituales restricciones académicas que combina el docudrama con el teatro inspirado en Shakespeare, todo un regalo para los sentidos que ha fascinado a crítica y público por igual.
Tras esta gran realización italiana, nos brindaron una de las películas más estimulantes y reflexivas que ha dado Francia en los últmos años, "En la Casa" (Dans la Maison, 2012).
La ganadora a la concha de Oro en el pasado festival de San Sebastián recogió el testigo con firmeza, demostrando que la literatura puede funcionar, y muy bien, en un marco cinematográfico moderno. Una historia de fascinación mutua entre un profesor de literatura y un alumno extrañamente dotado para la escritura que ofrece al espectador múltiples capas de lectura, ya sean de carácter humano, social o intelectual y que se balancea a veces hacia la comedia de manera tremendamente inspirada. Una joya.
La tercera elección vino de la mano del prestigioso director rumano Radu Mihaileanu, autor de la estupenda "El Concierto" (Le Concert, 2009). Su nuevo film, aún caliente del festival de Cannes "La Fuente de las Mujeres" (La source des femmes, 2011), nos traslada a Oriente Medio para narrarnos una historia de fuerte impregnación social, donde las mujeres de un poblado deciden no satisfacer más a sus
respectivos hombres hasta que las tareas se vean repartidas con justicia, y no de manera sexista como hasta ahora.
Una comedia con tintes dramáticos que desbarajusta las rígidas pautas religiosas en favor de una convivencia social más justa y avanzada.
Ya a finales de marzo, y coincidiendo con la elección de Francisco como nuevo papa de la Iglesia Católica (escogido el 13 del mismo mes), se proyectó la cinta italiana "Habemus Papam" (We have a pope, 2011), del reconocido director Nanni Moretti.
El film, encabezado por el siempre fabuloso Michel Piccoli, satiriza en clave cómica un accidentado cónclave para la elección del nuevo pontífice. Una cinta quizás de mayor ligereza conceptual que las anteriormente citadas que sin embargo, nos ofrece momentos de gran valor crítico y no disimula su enorme agudeza argumental.
"La Parte de los Ángeles" (The Angel's Share, 2012) del laureado autor británico Ken Loach, se encargaría de abrir el lluvioso mes de abril. La cinta, premio especial del jurado en Cannes, se disfraza de comedia para adentrarnos en un drama social entre adolescentes conflictivos.
Un entonado film con sabor a Glasgow (y a whisky) que demuestra el buen estado de forma de uno de los cineastas europeos más importantes del momento.
Tras ella, la que quizás fuese la apuesta más arriesgada del año, la nueva cinta del alemán Wim Wenders, "Pina" de 2011.
Igualmente galardonada (incluso con nominación al Oscar a mejor documental), el film del bávaro se concibió como un homenaje en sorprendente 3D (no acostumbro a decir eso) hacia la mítica bailarina y coreógrafa alemana Pina Bausch.
Un documental intenso y de hermosa factura técnica (mirar foto superior) que fascinó a público y crítica, convirtiéndose en una rareza disfrutable que nos hace olvidar de nuevo los grilletes más comerciales del cine actual.
Ya en mayo, la séptima propuesta del CineClub Sitges vino desde tierras estadounidenses, de la mano del autor de la excelente "Boogie Nights", Paul Thomas Anderson.
"The Master", protagonizada por el siempre genial Philip Seymour Hoffman y el impredecible (aunque cada vez más imprescindible) Joaquin Phoenix versa sobre un brillante intelectual que crea una nueva organización religiosa, denominada La Iglesia de la Cienciología.
Un complejo viaje repleto de retos hacia el espectador, que o bien desemboca en total frustración al no llegar a comprenderla o bien se convierte para el cinéfilo en una de las mejores películas de lo que llevamos de siglo (no se me ocurre una tercera opción).
Sugerente e hipnótica como ninguna, es una obra maestra tan necesaria como revisionable, pues los niveles de lectura se renuevan a cada visionado.
También de los Estados Unidos (y de nuevo directa desde Cannes) llegó a mediados de mayo "Take Shelter", de Jeff Nichols.
La cinta recupera en tono indie una de tantas e innumerables reacciones deproporcionadas del pueblo americano ante los incesantes avisos de la llegada del apocalipsis. Cuenta la vida de Curtis (un prodigioso Michael Shannon) y Samantha, un matrimonio de Ohio que convierten un refugio anti-tornados en un búnker para poder sobrevivir a una tormenta brutal que él cree predecir a causa de sus pesadillas.
Una propuesta dramática de salpicado psicológico que sabe conjugar los miedos e inseguridades del ser humano, sacando a relucir sus diferentes estadios mentales y llegando a situaciones tan incomprensibles como verídicas. Un filme enigmático y atemporal que merecía sin duda un lugar dentro del CineClub.
Aún sin movernos de los EEUU y de nuevo desde el prestigioso festival francés, llegó a finales de mayo la arrolladora "Bestias del Sur Salvaje" (Beasts of the Southern Wild, 2012).
La ópera prima del joven Benh Zeitlin acumula tantos galardones como buenas críticas a su paso, ya que además de una historia original y arrebatadora, cuenta con una de las mejores interpretaciones del año (nominada al Oscar con tan solo 10 años), a cargo de la joven Quvenzhané Wallis.
La película nos sorprende por su arriesgada capacidad poética dentro de un mundo que se va a pique debido a las inundaciones, por su deslumbrante puesta en escena (salvaje pero pulcra) y su pluralidad conceptual, repleta de lirismo y libre de cualquier imposición industrial.
Un trabajo más que notable para un realizador nobel, no hay duda.
Ya en junio, se dio un caso excepcional. Debido a la gran acogida que recibió el film sueco "Searching For Sugar Man" (recién galardonada como mejor documental en Hollywood) se llegó a proyectar doblemente en el cine Prado, creando un estimulante precedente digno de futuros estudios.
El exitoso film de Malik Bendjelloul proporciona ante todo una loable sensación de novedad. El poder sentir que, como en el propio documental, estamos descubriendo a un cantante genial, a un hasta ahora desconocido músico que formará parte de nuestra melomanía más rebuscada, uno de esos personajes que cuestan olvidar y que te enorgullece descubrir, la historia del artista conocido como "Rodríguez".
Para terminar junio, y retrocediendo 17 años en el tiempo, se desenpolvó una de las mejores películas australianas de todos los tiempos, amén de posiblemente ¿la mejor? interpretación del gran Geoffrey Rush en toda su dilatada carrera. Hablo del film "Shine: El Resplandor de un Genio" (Shine, 1996) del irregular cineasta Scott Hicks.
Basada en la historia real del pianista australiano David Helfgott, tan conocido por su gran capacidad para la música como por su enfermedad mental, probablemente producto de una más que tortuosa relación con su padre en su juventud.
Un biopic ejemplar, despojado de convencionalismos y con una potente puesta en escena, que además cuenta con una estupenda dirección de actores (obtuvo 7 nominaciones a los Oscar). Ya el 4 de julio, y como última proyección de la temporada, el escogido fue el duro film danés "La Caza" (Jagten, 2012), que aborda sin complejos el peliagudo asunto de la pederastia. Lucas (excepcional Mads Mikkelsen), un profesor divorciado que comienza una nueva vida (nueva novia, nuevo trabajo y retomando la relación perdida con su hijo Marcus), verá impotente como las invenciones distorsionadas de una niña en el colegio donde trabaja, hacen tambalear su vida entera. Amigos, conocidos y compañeros le robarán su dignidad acusándolo de un aberrante hecho que jamás tuvo lugar. Un excelente film que puso el broche final a un primer año de cine de calidad....aunque aún había una sorpresa final.
Para regocijo de los que sí pudimos acudir, y bien acompañados por el crítico sitgetano Francesc Borderia y el director del Festival de Sitges Ángel Sala (ambos presentadores de lujo), se nos proyectó la joya de la corona. Una oportunidad irrepetible de re(visionar) un film excepcional, de un cineasta irrepetible en unas condiciones más que entrañables.
Allí estaba la copia en 35mm del clásico de Orson Welles "Sed de Mal" (Touch Of Evil, 1958), en su versión original subtitulada y que, esta vez sí, cerraba con honores la temporada del CineClub Sitges. Con tamañas credenciales y gracias a una respuesta más que positiva en el pueblo durante esta primera temporada, auguramos muy buenas sesiones de cine para su segundo año.
Desde Sospechosos Cinéfagos nos honra anunciar que comenzaremos a participar activamente con ellos desde ya, y que a través nuestro podréis acceder a toda la información necesaria, horarios, proyecciones, dudas, noticias y demás que os interese descubrir.
Ya lo sabéis, de manera quincenal (salvo especiales) tenéis a partir de septiembre una cita a las 20:30h con nosotros en el emblemático cine Prado de Sitges, esperamos veros...
Pero nada es sencillo. Hay que luchar cada día por lo que uno quiere conservar. Por eso cuando David Cuesta comenzó su andadura de crear un CineClub en su Sitges natal, tal y como se hacía en ciertas localidades cercanas, ya sabía que debía rodearse de otros incondicionales del séptimo arte, que al igual que él, invirtieran tiempo, pasión y dedicación a una causa cultural sin mayor lucro que la satisfacción personal.
Así nacía a finales de 2012 el CineClub Sitges, ubicado actualmente en el emblemático cine Prado (calle Francesc Guma, 12) y miembro de la FCC (Federació Catalana de Cineclubs), que el pasado 11 de julio cerraba con esperanzadora acogida su primera temporada y ya fija su mirada en la segunda, de cara a septiembre.
Los amantes del buen cine hemos podido disfrutar esta temporada de films que no siempre llegan cerca nuestro y afortunadamente en V.O.S.E (respetando su versión original subtítulada); de ese cine que por razones de exclusividad comercial (entre otras excusas) sólo se mueve en festivales o círculos culturales reducidos. Así pues, debemos estar muy agradecidos a este entusiasta grupo de personas, porque sino fuera por ellos, Sitges no hubiese tenido el gran privilegio de proyectar en pantalla grande estos 13 films de gran calibre que paso a revisar.
La cinta escogida para abrir el CineClub el pasado 24 de enero fue la ganadora del Oso de Oro del festival de Berlín, "César debe morir" (Cesare deve morire, 2012), de los hermanos Taviani. Un ejercicio de cine sin las habituales restricciones académicas que combina el docudrama con el teatro inspirado en Shakespeare, todo un regalo para los sentidos que ha fascinado a crítica y público por igual.
Tras esta gran realización italiana, nos brindaron una de las películas más estimulantes y reflexivas que ha dado Francia en los últmos años, "En la Casa" (Dans la Maison, 2012).
La ganadora a la concha de Oro en el pasado festival de San Sebastián recogió el testigo con firmeza, demostrando que la literatura puede funcionar, y muy bien, en un marco cinematográfico moderno. Una historia de fascinación mutua entre un profesor de literatura y un alumno extrañamente dotado para la escritura que ofrece al espectador múltiples capas de lectura, ya sean de carácter humano, social o intelectual y que se balancea a veces hacia la comedia de manera tremendamente inspirada. Una joya.
La tercera elección vino de la mano del prestigioso director rumano Radu Mihaileanu, autor de la estupenda "El Concierto" (Le Concert, 2009). Su nuevo film, aún caliente del festival de Cannes "La Fuente de las Mujeres" (La source des femmes, 2011), nos traslada a Oriente Medio para narrarnos una historia de fuerte impregnación social, donde las mujeres de un poblado deciden no satisfacer más a sus
respectivos hombres hasta que las tareas se vean repartidas con justicia, y no de manera sexista como hasta ahora.
Una comedia con tintes dramáticos que desbarajusta las rígidas pautas religiosas en favor de una convivencia social más justa y avanzada.
Ya a finales de marzo, y coincidiendo con la elección de Francisco como nuevo papa de la Iglesia Católica (escogido el 13 del mismo mes), se proyectó la cinta italiana "Habemus Papam" (We have a pope, 2011), del reconocido director Nanni Moretti.
El film, encabezado por el siempre fabuloso Michel Piccoli, satiriza en clave cómica un accidentado cónclave para la elección del nuevo pontífice. Una cinta quizás de mayor ligereza conceptual que las anteriormente citadas que sin embargo, nos ofrece momentos de gran valor crítico y no disimula su enorme agudeza argumental.
"La Parte de los Ángeles" (The Angel's Share, 2012) del laureado autor británico Ken Loach, se encargaría de abrir el lluvioso mes de abril. La cinta, premio especial del jurado en Cannes, se disfraza de comedia para adentrarnos en un drama social entre adolescentes conflictivos.
Una espectacular imagen de "Pina" de Wim Wenders |
Tras ella, la que quizás fuese la apuesta más arriesgada del año, la nueva cinta del alemán Wim Wenders, "Pina" de 2011.
Igualmente galardonada (incluso con nominación al Oscar a mejor documental), el film del bávaro se concibió como un homenaje en sorprendente 3D (no acostumbro a decir eso) hacia la mítica bailarina y coreógrafa alemana Pina Bausch.
Un documental intenso y de hermosa factura técnica (mirar foto superior) que fascinó a público y crítica, convirtiéndose en una rareza disfrutable que nos hace olvidar de nuevo los grilletes más comerciales del cine actual.
Ya en mayo, la séptima propuesta del CineClub Sitges vino desde tierras estadounidenses, de la mano del autor de la excelente "Boogie Nights", Paul Thomas Anderson.
"The Master", protagonizada por el siempre genial Philip Seymour Hoffman y el impredecible (aunque cada vez más imprescindible) Joaquin Phoenix versa sobre un brillante intelectual que crea una nueva organización religiosa, denominada La Iglesia de la Cienciología.
Un complejo viaje repleto de retos hacia el espectador, que o bien desemboca en total frustración al no llegar a comprenderla o bien se convierte para el cinéfilo en una de las mejores películas de lo que llevamos de siglo (no se me ocurre una tercera opción).
Sugerente e hipnótica como ninguna, es una obra maestra tan necesaria como revisionable, pues los niveles de lectura se renuevan a cada visionado.
También de los Estados Unidos (y de nuevo directa desde Cannes) llegó a mediados de mayo "Take Shelter", de Jeff Nichols.
La cinta recupera en tono indie una de tantas e innumerables reacciones deproporcionadas del pueblo americano ante los incesantes avisos de la llegada del apocalipsis. Cuenta la vida de Curtis (un prodigioso Michael Shannon) y Samantha, un matrimonio de Ohio que convierten un refugio anti-tornados en un búnker para poder sobrevivir a una tormenta brutal que él cree predecir a causa de sus pesadillas.
Una propuesta dramática de salpicado psicológico que sabe conjugar los miedos e inseguridades del ser humano, sacando a relucir sus diferentes estadios mentales y llegando a situaciones tan incomprensibles como verídicas. Un filme enigmático y atemporal que merecía sin duda un lugar dentro del CineClub.
Aún sin movernos de los EEUU y de nuevo desde el prestigioso festival francés, llegó a finales de mayo la arrolladora "Bestias del Sur Salvaje" (Beasts of the Southern Wild, 2012).
La ópera prima del joven Benh Zeitlin acumula tantos galardones como buenas críticas a su paso, ya que además de una historia original y arrebatadora, cuenta con una de las mejores interpretaciones del año (nominada al Oscar con tan solo 10 años), a cargo de la joven Quvenzhané Wallis.
La joven Wallis, una mixtura insólita de espontaneidad y profesionalidad en una niña de apenas 10 años |
La película nos sorprende por su arriesgada capacidad poética dentro de un mundo que se va a pique debido a las inundaciones, por su deslumbrante puesta en escena (salvaje pero pulcra) y su pluralidad conceptual, repleta de lirismo y libre de cualquier imposición industrial.
Un trabajo más que notable para un realizador nobel, no hay duda.
Ya en junio, se dio un caso excepcional. Debido a la gran acogida que recibió el film sueco "Searching For Sugar Man" (recién galardonada como mejor documental en Hollywood) se llegó a proyectar doblemente en el cine Prado, creando un estimulante precedente digno de futuros estudios.
El exitoso film de Malik Bendjelloul proporciona ante todo una loable sensación de novedad. El poder sentir que, como en el propio documental, estamos descubriendo a un cantante genial, a un hasta ahora desconocido músico que formará parte de nuestra melomanía más rebuscada, uno de esos personajes que cuestan olvidar y que te enorgullece descubrir, la historia del artista conocido como "Rodríguez".
Para terminar junio, y retrocediendo 17 años en el tiempo, se desenpolvó una de las mejores películas australianas de todos los tiempos, amén de posiblemente ¿la mejor? interpretación del gran Geoffrey Rush en toda su dilatada carrera. Hablo del film "Shine: El Resplandor de un Genio" (Shine, 1996) del irregular cineasta Scott Hicks.
Basada en la historia real del pianista australiano David Helfgott, tan conocido por su gran capacidad para la música como por su enfermedad mental, probablemente producto de una más que tortuosa relación con su padre en su juventud.
Un biopic ejemplar, despojado de convencionalismos y con una potente puesta en escena, que además cuenta con una estupenda dirección de actores (obtuvo 7 nominaciones a los Oscar). Ya el 4 de julio, y como última proyección de la temporada, el escogido fue el duro film danés "La Caza" (Jagten, 2012), que aborda sin complejos el peliagudo asunto de la pederastia. Lucas (excepcional Mads Mikkelsen), un profesor divorciado que comienza una nueva vida (nueva novia, nuevo trabajo y retomando la relación perdida con su hijo Marcus), verá impotente como las invenciones distorsionadas de una niña en el colegio donde trabaja, hacen tambalear su vida entera. Amigos, conocidos y compañeros le robarán su dignidad acusándolo de un aberrante hecho que jamás tuvo lugar. Un excelente film que puso el broche final a un primer año de cine de calidad....aunque aún había una sorpresa final.
Para regocijo de los que sí pudimos acudir, y bien acompañados por el crítico sitgetano Francesc Borderia y el director del Festival de Sitges Ángel Sala (ambos presentadores de lujo), se nos proyectó la joya de la corona. Una oportunidad irrepetible de re(visionar) un film excepcional, de un cineasta irrepetible en unas condiciones más que entrañables.
Allí estaba la copia en 35mm del clásico de Orson Welles "Sed de Mal" (Touch Of Evil, 1958), en su versión original subtitulada y que, esta vez sí, cerraba con honores la temporada del CineClub Sitges. Con tamañas credenciales y gracias a una respuesta más que positiva en el pueblo durante esta primera temporada, auguramos muy buenas sesiones de cine para su segundo año.
Desde Sospechosos Cinéfagos nos honra anunciar que comenzaremos a participar activamente con ellos desde ya, y que a través nuestro podréis acceder a toda la información necesaria, horarios, proyecciones, dudas, noticias y demás que os interese descubrir.
Ya lo sabéis, de manera quincenal (salvo especiales) tenéis a partir de septiembre una cita a las 20:30h con nosotros en el emblemático cine Prado de Sitges, esperamos veros...
Fotograma de la obra maestra de Orson Welles, Sed de Mal. |
domingo, 11 de agosto de 2013
OBLIVION (2013)
Si uno se detiene a buscar información acerca del director Joseph Kosinski, sorprende descubrir que cuenta con una corta trayectoria a sus espaldas. En 2010 arrancó su carrera con Tron Legacy, la continuación -o pseudo remake según se mire- de todo un clásico de la ciencia ficción como es Tron (1982). Esto no ha impedido que haya sido elegido, en el que ha sido su segundo trabajo, para dirigir un blockbuster con una de las grandes estrellas de la meca del cine, Tom Cruise, y que adapta un guión del propio Kosinski basado en una novela gráfica de tan solo 15 páginas.
La historia nos sitúa en un escenario bastante habitual en los últimos tiempos, un futuro post apocalíptico en el que la humanidad se ha visto llevada a la extinción o casi. De esta forma nos encontramos en el año 2077, ya han pasado más de 50 años desde que la Tierra sufrió un ataque alienígena a escala mundial. Una contienda de la que la humanidad salió vencedora, pero pagando un alto precio al haber tenido que arrasar el planeta para liquidar al invasor, dejándolo practicamente inhabitable.
La humanidad ha evacuado la Tierra para dirigirse hacia Titán, una de las lunas de Saturno, un nuevo hogar donde empezar de nuevo. Jack Harper (Tom Cruise) junto a Victoria (Andrea Riseborough) son los últimos humanos en la superficie terrestre, encargados de vigilar la última fase de una operación para extraer los recursos vitales del
planeta, guiados desde la base espacial Tet. Sin embargo su misión está continuamente amenazada por los últimos invasores supervivientes...
Tras terminar de ver Oblivion, he de reconocer que me ha quedado un buen regusto, en parte porque no había depositado en ella muchas esperanzas después del fiasco que supuso para mí el anterior trabajo de Cruise, o sea Jack Reacher (2012). Igual me ocurrió con Prometheus (2012), vilipendiada por una gran mayoría y cuando me senté a verla no me pareció tan desastrosa, mejorable sí, pero decente y entretenida. Pues esta misma sensación me ha quedado hoy con un film que tiene puntos cuidados con mimo y otros que caen en el cliché tantas veces usado.
Si nos detenemos a repasar sus mejores bazas, destacaría su impecable diseño visual, desde las naves, los drones, vestimentas, armas o la base desde donde Jack y Victoria llevan a cabo su misión, con un impecable y aséptico diseño de interiores que puede recordar ligeramente a Gattaca (1997). Se nota que en este aspecto se ha querido buscar un equilibrio entre alta tecnología y verosimilitud, y a mi parecer lo han logrado. Otro aspecto que me ha encantado es la música, con toques electrónicos, y que dota a las imágenes de una gran intensidad.
El tándem formado por Cruise y Riseborough funciona, él está más soportable que en otras producciones mucho más megalómanas que ha perpetrado ultimamente -ese insufrible súper hombre llamado Jack Reacher- y ella logra darle ese contrapunto tan frío que a veces nos hace pensar que es un androide (tranquilos, no es un spoiler). Julia (Olga Kurylenko) es el tercer personaje que entra en juego y cuya aparición supone un punto de inflexión tras unos 40 primeros minutos realmente conseguidos, donde la sensación de soledad en la superficie terrestre y algunas escenas con una lograda sensación de opresión serán lo mejor del film. No podemos decir lo mismo de ella, que poco aporta más allá de su belleza.
Mientras la historia se va desgranando, es fácil que el espectador que haya visto un poco de ciencia ficción vaya detectando "fuentes de inspiración" en algunas de las imágenes o escenas, dando la impresión que Oblivion recoge un poco de aquí y un poco de allí para ir tomando cuerpo. Los primeros compases de Jack por la destruida superficie terrestre nos remiten a cualquiera de las adaptaciones que se han llevado al cine de El último hombre sobre la Tierra (cambiando zombies por los Carroñeros que le acechan entre las sombras); evidentemente Moon (2009) parece haber tenido bastante influencia en el film; ciertos toques de El planeta de los simios (1968), con la típica imagen de la Estatua de la Libertad destruida o las zonas de radiación (zona prohibida en el film de Charlton Heston); también un ligero recuerdo al temible HAL9000 de 2001: Una odisea del espacio (1968) con los ojos de los drones y alguna otra sorpresa; o incluso de la nefasta Independence Day (1996) toma algo y me imagino que mirada con detalle alguna otra más podríamos sacar.
La película guarda algunos giros interesantes, donde lo mejor es lo que plantea más que como lo termina por resolver finalmente. Así, parece que intenta adentrarse en la esencia humana y de su alma, lo que convierte a una persona en héroe. El gran problema que tiene es que intenta hacerla pivotar alrededor de una historia romántica, y en base a ella se desarrolla. Es aquí cuando aparecen los clichés que entorpecen el prometedor punto de partida y su brillante primer tercio. Escenas como las de la cabaña en el lago, muy azucaradas, demasiado para el tono oscuro que le habría ido mejor al film.
Otro de sus puntos flacos es el uso de ciertas "trampas" de guión en su inicio para lograr meternos en la trama y crear un punto de partida para su posterior desarrollo. Algunos de estos pilares se tambalean hacia el final al ponerse todas las cartas sobre la mesa, junto a la inclusión un tanto forzada de un happy end, pudiendo ocasionar que el espectador se sienta algo engañado y que esa sensación termine empañando muchos de los aciertos que tiene el film. Sin embargo, vista sin demasiados prejuicios y sin detenerse a analizarla con detalle, resulta un buen entretenimiento de dos horas que en ningún momento se hacen pesadas, lo que ya es un logro. Una buena opción para pasar una de estas calurosas tardes de verano.
La historia nos sitúa en un escenario bastante habitual en los últimos tiempos, un futuro post apocalíptico en el que la humanidad se ha visto llevada a la extinción o casi. De esta forma nos encontramos en el año 2077, ya han pasado más de 50 años desde que la Tierra sufrió un ataque alienígena a escala mundial. Una contienda de la que la humanidad salió vencedora, pero pagando un alto precio al haber tenido que arrasar el planeta para liquidar al invasor, dejándolo practicamente inhabitable.
Jack observando como las extractoras se llevan el agua de la Tierra |
Victoria dirigiendo a Jack desde la base |
Tras terminar de ver Oblivion, he de reconocer que me ha quedado un buen regusto, en parte porque no había depositado en ella muchas esperanzas después del fiasco que supuso para mí el anterior trabajo de Cruise, o sea Jack Reacher (2012). Igual me ocurrió con Prometheus (2012), vilipendiada por una gran mayoría y cuando me senté a verla no me pareció tan desastrosa, mejorable sí, pero decente y entretenida. Pues esta misma sensación me ha quedado hoy con un film que tiene puntos cuidados con mimo y otros que caen en el cliché tantas veces usado.
Reparando uno de los drones derribados por los carroñeros |
El tándem formado por Cruise y Riseborough funciona, él está más soportable que en otras producciones mucho más megalómanas que ha perpetrado ultimamente -ese insufrible súper hombre llamado Jack Reacher- y ella logra darle ese contrapunto tan frío que a veces nos hace pensar que es un androide (tranquilos, no es un spoiler). Julia (Olga Kurylenko) es el tercer personaje que entra en juego y cuya aparición supone un punto de inflexión tras unos 40 primeros minutos realmente conseguidos, donde la sensación de soledad en la superficie terrestre y algunas escenas con una lograda sensación de opresión serán lo mejor del film. No podemos decir lo mismo de ella, que poco aporta más allá de su belleza.
Mientras la historia se va desgranando, es fácil que el espectador que haya visto un poco de ciencia ficción vaya detectando "fuentes de inspiración" en algunas de las imágenes o escenas, dando la impresión que Oblivion recoge un poco de aquí y un poco de allí para ir tomando cuerpo. Los primeros compases de Jack por la destruida superficie terrestre nos remiten a cualquiera de las adaptaciones que se han llevado al cine de El último hombre sobre la Tierra (cambiando zombies por los Carroñeros que le acechan entre las sombras); evidentemente Moon (2009) parece haber tenido bastante influencia en el film; ciertos toques de El planeta de los simios (1968), con la típica imagen de la Estatua de la Libertad destruida o las zonas de radiación (zona prohibida en el film de Charlton Heston); también un ligero recuerdo al temible HAL9000 de 2001: Una odisea del espacio (1968) con los ojos de los drones y alguna otra sorpresa; o incluso de la nefasta Independence Day (1996) toma algo y me imagino que mirada con detalle alguna otra más podríamos sacar.
La película guarda algunos giros interesantes, donde lo mejor es lo que plantea más que como lo termina por resolver finalmente. Así, parece que intenta adentrarse en la esencia humana y de su alma, lo que convierte a una persona en héroe. El gran problema que tiene es que intenta hacerla pivotar alrededor de una historia romántica, y en base a ella se desarrolla. Es aquí cuando aparecen los clichés que entorpecen el prometedor punto de partida y su brillante primer tercio. Escenas como las de la cabaña en el lago, muy azucaradas, demasiado para el tono oscuro que le habría ido mejor al film.
Otro de sus puntos flacos es el uso de ciertas "trampas" de guión en su inicio para lograr meternos en la trama y crear un punto de partida para su posterior desarrollo. Algunos de estos pilares se tambalean hacia el final al ponerse todas las cartas sobre la mesa, junto a la inclusión un tanto forzada de un happy end, pudiendo ocasionar que el espectador se sienta algo engañado y que esa sensación termine empañando muchos de los aciertos que tiene el film. Sin embargo, vista sin demasiados prejuicios y sin detenerse a analizarla con detalle, resulta un buen entretenimiento de dos horas que en ningún momento se hacen pesadas, lo que ya es un logro. Una buena opción para pasar una de estas calurosas tardes de verano.
viernes, 9 de agosto de 2013
ESCÁPATE COMO PUEDAS (1992)
Sin duda, una de mis comedias favoritas de todos los tiempos ha sido y será siempre Una Noche en la Ópera (A night at the opera, 1935), de los irrepetibles Hermanos Marx. Su frenético sentido cómico, esas brillantes irreverencias sin descanso, el siempre divertido desprecio hacia la alta burguesía y como no, la descomunal presencia en pantalla del genial Julius alias Groucho, convertían casi todas sus películas en objetos de culto para un servidor.
No es de extrañar pues, que tras enterarme de que sufrió algo parecido a un remake en 1992, me lanzara sin pensar a encontrarlo, aún sabiendo el chasco que, una vez más, podría llevarme.
Tampoco las credenciales del responsable eran para tirar cohetes. El tipo en cuestión, Dennis Dugan, firmaba perlas como Este chico es un demonio, o peor aún, todos esos recientes films vomitivo-execrables que nos viene obsequiando el insoportable Adam Sandler año tras año.
Pero no todo estaba perdido. Los alocados Zucker Brothers apadrinaban el invento y el bueno de John Turturro ponia la percha para convertirse en el "nuevo" Groucho. Obviamente, dos alicientes más o menos estimulantes que incrementaron mi incansable ansia cinéfaga y mi espíritu completista.
No ha sido fácil, la película sólo está editada en VHS en nuestro país bajo un título oportunista y tendencioso con el ya agotador latiguillo "...como puedas" para vendernos comedias del absurdo. Su título original "Brain Donors" (literalmente, "donantes de cerebro") es mucho más acertado, visto que este trio de sujetos descerebrados en realidad no escapan de nada en concreto (aunque eso sea lo de menos).
Una vez conseguida una copia en DVD, sólo restaba encontrar el momento adecuado y darle al play lo más desprejuiciado y receptivo que pudiera, sin ánimo de entrar en la injusta comparación con el clásico de los Marx.
Pues bien, tras unos créditos iniciales sorprendentemente geniales gracias al buen uso de la plastimación (Claymation) a cargo del oscarizado Will Vinton, se nos presenta al primer inadaptado del grupo, el robusto Jacques (Bob Nelson) que aquí hace las veces de Harpo.
Su presentación también resulta divertida y surrealista, aunque su inadecuada corpulencia quizás esté más acorde con la torpeza del grandullón de turno que con la mimética agilidad del más gamberro de lo Marx. Tras él, le toca el turno al alter ego de Groucho, aquí un abogado sin escrúpulos llamado Roland T. Flakfizer (el citado Turturro). Su entrada en escena, pese a responder a lo esperado, puede resultarnos antipática, casi odiosa, debido a sus exagerados gestos deliberadamente sobreactuados.
Siguiendo la inercia, se nos presenta al nuevo Chico Marx, el taxista ¿irlandés? Rocco Melonceck (Mel Smith, visto en La Princesa Prometida y fallecido el pasado julio), con quien desgraciadamente menos conectaremos debido a su nula capacidad cómica.
Los tres inadaptados sociales verán juntos una oportunidad de enriquecerse gracias a la acaudalada viuda Lillian Oglethorpe (que hace las veces de Margaret Dumont) y su recién heredada compañía de ballet.
La lectura del testamento del señor Oglethorpe, su primera escena delatora del "Marxismo", ya marca el ritmo del resto del film. Si bien algunos dardos de Roland-Turturro hacen diana y consiguen entre todos desatar la locura insensata pretendida en pantalla, eso no bastará. Pese a las buenas intenciones y un guión bastante a la altura de las circunstancias, el trio protagonista no emana ni la magia ni la destreza cómica de los originales, y la chispa no acaba de encender el fuego. Sin embargo, a medida que avanza la cinta, aumentará nuestra complicidad con el alocado triunvirato, a excepción del fallido irlandés (que al menos a mi, no me hizo ni pizca de gracia).
A media película, ya podemos decir que el difícil personaje de Roland comienza a caernos simpático, sobre todo por su apropiada desfachatez y notable esfuerzo, e incluso algunas bromas suyas (las de sexo, sin duda, las mejores) nos arrancan más que una sonrisa. Asistiremos sin demasiado entusiasmo a la mítica escena de la firma del contrato, la del camarote (aquí un camerino lleno de pizzeros, masajistas, bailarinas...) y a la casi siempre molesta secuencia musical, pero no será hasta la última secuencia, la del ballet final, que le sepan inyectar un ritmo casi prodigioso al film.
Una estupenda secuencia repleta de locura que esta vez sí, nos recuerda más que nunca al trío Groucho-Chico-Harpo. Todo cobra mayor sentido gracias a estos últimos minutos y nuestra empatía por esta renovada y bienintencionada película crece merecidamente. Qué decir tiene que tras la bajada del telón, se vuelve a rescatar la fantástica animación con plastilina para los créditos finales, quedándonos una sensación de visionado placentero, respetuoso, a veces inspirado y sobre todo, divertido que provoca mi absoluto beneplácito hacía este proyecto, de entrada, tan imposible e innecesario.
No es de extrañar pues, que tras enterarme de que sufrió algo parecido a un remake en 1992, me lanzara sin pensar a encontrarlo, aún sabiendo el chasco que, una vez más, podría llevarme.
Tampoco las credenciales del responsable eran para tirar cohetes. El tipo en cuestión, Dennis Dugan, firmaba perlas como Este chico es un demonio, o peor aún, todos esos recientes films vomitivo-execrables que nos viene obsequiando el insoportable Adam Sandler año tras año.
Pero no todo estaba perdido. Los alocados Zucker Brothers apadrinaban el invento y el bueno de John Turturro ponia la percha para convertirse en el "nuevo" Groucho. Obviamente, dos alicientes más o menos estimulantes que incrementaron mi incansable ansia cinéfaga y mi espíritu completista.
No ha sido fácil, la película sólo está editada en VHS en nuestro país bajo un título oportunista y tendencioso con el ya agotador latiguillo "...como puedas" para vendernos comedias del absurdo. Su título original "Brain Donors" (literalmente, "donantes de cerebro") es mucho más acertado, visto que este trio de sujetos descerebrados en realidad no escapan de nada en concreto (aunque eso sea lo de menos).
Una vez conseguida una copia en DVD, sólo restaba encontrar el momento adecuado y darle al play lo más desprejuiciado y receptivo que pudiera, sin ánimo de entrar en la injusta comparación con el clásico de los Marx.
Pues bien, tras unos créditos iniciales sorprendentemente geniales gracias al buen uso de la plastimación (Claymation) a cargo del oscarizado Will Vinton, se nos presenta al primer inadaptado del grupo, el robusto Jacques (Bob Nelson) que aquí hace las veces de Harpo.
Turturro, a lo Groucho, incomodando a la rica heredera. |
Jacques y Roland, disfrutando del ballet... |
Siguiendo la inercia, se nos presenta al nuevo Chico Marx, el taxista ¿irlandés? Rocco Melonceck (Mel Smith, visto en La Princesa Prometida y fallecido el pasado julio), con quien desgraciadamente menos conectaremos debido a su nula capacidad cómica.
Rocco (Chico), en medio de la pareja de tortolitos. |
Ya os podéis imaginar sus intenciones |
La lectura del testamento del señor Oglethorpe, su primera escena delatora del "Marxismo", ya marca el ritmo del resto del film. Si bien algunos dardos de Roland-Turturro hacen diana y consiguen entre todos desatar la locura insensata pretendida en pantalla, eso no bastará. Pese a las buenas intenciones y un guión bastante a la altura de las circunstancias, el trio protagonista no emana ni la magia ni la destreza cómica de los originales, y la chispa no acaba de encender el fuego. Sin embargo, a medida que avanza la cinta, aumentará nuestra complicidad con el alocado triunvirato, a excepción del fallido irlandés (que al menos a mi, no me hizo ni pizca de gracia).
La estupenda escena de clausura, el ballet final |
Una simpática secuencia, la del hospital |
Una estupenda secuencia repleta de locura que esta vez sí, nos recuerda más que nunca al trío Groucho-Chico-Harpo. Todo cobra mayor sentido gracias a estos últimos minutos y nuestra empatía por esta renovada y bienintencionada película crece merecidamente. Qué decir tiene que tras la bajada del telón, se vuelve a rescatar la fantástica animación con plastilina para los créditos finales, quedándonos una sensación de visionado placentero, respetuoso, a veces inspirado y sobre todo, divertido que provoca mi absoluto beneplácito hacía este proyecto, de entrada, tan imposible e innecesario.
La animación con plastilina, un gran acierto. |
martes, 6 de agosto de 2013
SCHOOL KILLER (2001)
Estúpida y desazonante ópera prima del veterano Carlos Gil, que según algunas fuentes llegó a ser ex-asistente de segunda unidad en las tres primeras entregas de Indiana Jones (nada menos que con Steven Spielberg) y a producir algún que otro film medianamente rescatable, como "El Templo del Oro" del machote Chuck Norris.
Resulta desalentador comprobar que filmando por su cuenta, el curtido señor Gil llega a asustarnos bastante, desde luego, pero no por las vías que él pretendía. Con su propuesta School Killer (también titulada "El Vigilante" en su paso por TV) trata de calcar la estructura yanki de films juvenil-terroríficos tan de moda en los 80 y 90, aunque lamentablemente con más pena que gloria.
Un grupito de 6 adolescentes "tipo" (véase, la lista, el cabecilla, el gracioso de turno, la dura, la histérica y como no, Larry, el guiri, para darle un toque internacional al invento) creen que puede ser divertido organizar una fiesta en un colegio abandonado a las afueras de Madrid.
Para su sorpresa (no ya tanto la nuestra), comenzarán a suceder cosas extrañas en el lugar y serán testigos de diversas apariciones fantasmales, como la del cruel celador de la escuela (un bochornoso Paul Naschy) o la de un grupo de jóvenes que, como ellos, repitieron la jugada de la fiesta 27 años antes.
Si bien la idea base de crear un "slasher paranormal" no me desagrada en absoluto, incluso diría que puede llegar a ser muy interesante, sí debo decir que el film de Gil finalmente hace aguas por todas partes, sin excepción. Las poquitas pero posibles expectativas creadas en su inicio se ven claramente pisoteadas por una apatía técnica y creativa sonrojantes, una historia muy mal contada e insufribles interpretaciones, convirtiendo así School Killer en el peor film de cuchilladas que haya sufrido jamás.
Los diálogos, de auténtica vergüenza ajena (se oye -¡¡vete al grano!!- en un momento del film), son sólo la guinda del pastel. Una iluminación muy poco sugerente, un sonido pésimo (¿actores doblados por otros?) y un montaje sin escrúpulos hacia el espectador no serán suficiente tortura para nosotros. Aún hay más.
Unos maquillajes ridículos, las típicas, constantes y odiosas referencias cinéfilas a films del estilo o demasiadas subnormalidades durante el trayecto (la escena del coche, la primera exploración, el lamentable guateque...) no hacen más que devaluar una película que, pese a su condición de "cinta de culto", no merece la más mínima atención.
Tampoco el as bajo la manga de contar con Naschy como "el malo de la película" funciona en ningún momento, ni tan siquiera para un chiste. Sus líneas de diálogo son penosas "...os pongo juntos, para que "charreis"....o...aquí follar te cuesta la vida", son un triste guión para un Jacinto Molina que no merecía tamaño castigo cinematográfico.Ya de nada sirven algunos aciertos en su conjunto, como el carácter despiadado del asesino, el contarnos dos películas en una con un equilibrio atmosférico (la versión de los hechos actual y la setentera, levemente mejor), las casi divertidas contradicciones físicas (esa super fuerza) o incluso las ansiadas escenas de sexo con algún que otro fotograma para retener...porque ya todo es inútil, ya no hay nada que hacer.
Así pues, mi recomendación es que huyáis despavoridos de School Killer como de la peste y que esa distribución fantasmal que recibió (con una edición en DVD por Planeta igual de lamentable, incluso sin sinopsis posterior) no sea un atractivo para verla por vosotros mismos, porque al igual que reza el subtítulo del film....¡¡Nos van a matar a todos!!.Sin duda, a mi casi.
Resulta desalentador comprobar que filmando por su cuenta, el curtido señor Gil llega a asustarnos bastante, desde luego, pero no por las vías que él pretendía. Con su propuesta School Killer (también titulada "El Vigilante" en su paso por TV) trata de calcar la estructura yanki de films juvenil-terroríficos tan de moda en los 80 y 90, aunque lamentablemente con más pena que gloria.
Un grupito de 6 adolescentes "tipo" (véase, la lista, el cabecilla, el gracioso de turno, la dura, la histérica y como no, Larry, el guiri, para darle un toque internacional al invento) creen que puede ser divertido organizar una fiesta en un colegio abandonado a las afueras de Madrid.
Para su sorpresa (no ya tanto la nuestra), comenzarán a suceder cosas extrañas en el lugar y serán testigos de diversas apariciones fantasmales, como la del cruel celador de la escuela (un bochornoso Paul Naschy) o la de un grupo de jóvenes que, como ellos, repitieron la jugada de la fiesta 27 años antes.
el grupito de ¿amigos? valorando la absurda situación |
El despiadado celador encarnado por el mítico Paul Naschy |
Los diálogos, de auténtica vergüenza ajena (se oye -¡¡vete al grano!!- en un momento del film), son sólo la guinda del pastel. Una iluminación muy poco sugerente, un sonido pésimo (¿actores doblados por otros?) y un montaje sin escrúpulos hacia el espectador no serán suficiente tortura para nosotros. Aún hay más.
El destete funciona incluso aquí |
Unos maquillajes ridículos, las típicas, constantes y odiosas referencias cinéfilas a films del estilo o demasiadas subnormalidades durante el trayecto (la escena del coche, la primera exploración, el lamentable guateque...) no hacen más que devaluar una película que, pese a su condición de "cinta de culto", no merece la más mínima atención.
Tampoco el as bajo la manga de contar con Naschy como "el malo de la película" funciona en ningún momento, ni tan siquiera para un chiste. Sus líneas de diálogo son penosas "...os pongo juntos, para que "charreis"....o...aquí follar te cuesta la vida", son un triste guión para un Jacinto Molina que no merecía tamaño castigo cinematográfico.Ya de nada sirven algunos aciertos en su conjunto, como el carácter despiadado del asesino, el contarnos dos películas en una con un equilibrio atmosférico (la versión de los hechos actual y la setentera, levemente mejor), las casi divertidas contradicciones físicas (esa super fuerza) o incluso las ansiadas escenas de sexo con algún que otro fotograma para retener...porque ya todo es inútil, ya no hay nada que hacer.
Así pues, mi recomendación es que huyáis despavoridos de School Killer como de la peste y que esa distribución fantasmal que recibió (con una edición en DVD por Planeta igual de lamentable, incluso sin sinopsis posterior) no sea un atractivo para verla por vosotros mismos, porque al igual que reza el subtítulo del film....¡¡Nos van a matar a todos!!.Sin duda, a mi casi.