Nuestro primer contacto con los colaboradores del evento se podría considerar -sin ningún género de dudas- de magnífica. Espléndidos en su atención y con buenas dosis de entusiasmo en sus tareas, nos allanan el terreno para que disfrutemos de nuestras jornadas cinematográficas sin altercados ni imprevistos (además de entregarnos las acreditaciones+una guía del festival+bolsa nocturna+postal+horarios incluidos...todo un lujo).
Comenzamos nuestro periplo con el díptico para el serial de la TV por cable Masters of Horror que pese a estar editado hace algunos años, siempre es diferente en pantalla grande. Primero visualizamos el capítulo Chocolate, protagonizada por Henry Thomas (el Elliot de E.T) y tanto escrita como dirigida por el propio creador (y presente en la sala) Mick Garris. Un film modesto pero que despierta interés en su primera mitad, sobre todo en las primeras escenas "alucinatorias" del protagonista (su vivencia sexual psicológico-astral no tiene desperdicio), pero que adolece de cierta narrativa epidérmica (no hay apenas capas de lectura) y un exceso de modestia conceptual (no aspira a nada en concreto en su discurso).
Aunque aún no esté consolidado, el NOCTURNA augura un futuro fértil |
Un carismático Mick Garris presenció sus 2 films de terror que, según afirmó, nunca había visto de forma consecutiva |
En esta, una serie de adolescentes de lo más estereotipados (la pareja feliz, el tipo duro, el sosaina chistoso y las buenorras) se van a las ya no tan solitarias cabañas perdidas en el bosque para pasar un fin de semana como os podéis imaginar. Sangre a raudales, posesiones zombi y demás convencionalismos que tan sólo arrancaron carcajadas de complicidad gamberril en el público presente. Nosotros, por supuesto, nos sumamos a tal feria y nos lo pasamos de narices como estaba previsto, pero el film quedó pisoteado por su falta de personalidad y tan sólo lo destacaría por ser un calco sueco al prototipo de cinta al uso del cine norteamericano actual. Eso sí, no se le puede reprochar nada a nivel estético, es justo como nos esperamos que sea, aquí mandan los cánones en su puesta en escena.
Y por fin llegamos al plato fuerte del día (más bien de la noche, para ser consecuentes), el improcedente reboot de la mítica cinta de Tobe Hopper, La Matanza de Texas. Empañada de inicio por el insufrible sistema 3D, el film ofrece una intro por y para fans. Un refrito de imágenes de archivo que aceleran el pulso del cinéfilo y lo sitúan en la parrilla de salida ávido de más matanza en la ciudad tejana.
Sin embargo, tras un inicio monocorde y del todo "señalizado" (de manual, vamos), el film se inmola al no saber qué hacer con el excelente material de base, llegando incluso a lo bufonesco y sin aportar nada nuevo a una saga que ya se siente agotada de secuelas y remakes innecesarios.
Un leatherface más parecido al Vengador Tóxico que nunca amenaza la vida del grupito de descuidados teenagers de turno, procediendo a sus consecutivas y ensangrentadas muertes (eso sí, se esmeran en los desmembramientos y demás) para luego desembocar en un final modoso e imperdonable. Con todo, posee una factura técnica correcta en su construcción, y pésimas, pero divertidísimas, interpretaciones (con unas chicas ¿actrices? de contorno ligeritas de ropa y absolutamente impagables).
Un guilty pleasure que el cinéfilo disfrutará mientras lo consuma (con guiños a Tobe incluidos, humor cafre y demás lindezas al servicio del divertimento), pero que debería situarlo donde merece cuando termina, forzosamente más cerca de la anécdota cinematográfica que de otra cosa.
Así pues, ponemos fin de esta manera a nuestro primer día de Nocturna, con una sensación de "festival" en su principal acepción de la palabra y dispuestos a seguir con la fiesta, que de eso se trata, de pasarlo bien con propuestas desquiciadas y virulentas.
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