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lunes, 14 de enero de 2013

ROBINSON CRUSOE EN MARTE (1964)

Daniel Dafoe escribió en 1719 una de las obras de aventuras más conocidas de todos los tiempos: Robinson Crusoe, donde se relataba en forma de autobiografía ficticia las vivencias de un náufrago inglés que pasó 28 años en una isla tropical. La novela no deja de ser un claro reflejo de la época en que fue escrita y un ensalzamiento del colonialismo que convirtió a Inglaterra en una de las grandes potencias mundiales, a la vez que un canto a la superioridad cultural y moral del hombre occidental sobre sus semejantes menos evolucionados. En la obra de Dafoe, el indígena salvado de ser devorado por unos caníbales, es educado y subyugado a manos de su amo inglés que representa la cumbre del hombre moderno.A priori, puede parecer que esta versión que tratamos hoy, no se trata más de un intento de transportar las originales aventuras de Robinson Crusoe al espacio y con ello captar la atención del público, siempre amante del cine de aventuras. Queriendo aprovechar además que en los años 60 se empezaba a explotar la exploración espacial, con el consiguiente interés popular. De esta manera es facilmente entendible el rodaje de este film. Sin embargo, y para sorpresa nuestra, hemos descubierto que en muchos tramos se acerca más al género cómico que a otra cosa, gracias a algunas escenas y lineas de diálogo que nos han arrancado multitud de carcajadas, luego os cuento. Y así tenemos que tomárnosla si la queremos disfrutar en toda su esencia, como una gamberrada digna en algunos momentos de los guionistas de Top Secret o Naked Gun, ya que desde el punto de vista del puro cine de aventuras, todo y que tiene sus momentos interesantes, el que busque un film clásico al uso, puede salir decepcionado tras su visionado. Por lo que es muy recomendable verla en buena compañía y con la correcta predisposición de pasarlo bien y reírse.

El accidentado aterrizaje en Marte...
Como comentaba, la película puede hacernos pensar en sus primeros minutos que va a tener un tono serio e incluso dramático. Tanto con su arranque, donde vemos las habituales operaciones que llevan a cabo los dos integrantes de la tripulación de una nave espacial en órbita cercana a Marte (si obviamos el uso de los mismos botones para todo tipo de funciones bien diferentes: comprobaciones, arrancar motores, solo les faltaba guisar un pavo...). Así como tras un accidentado aterrizaje de emergencia donde perece uno de los tripulantes (lástima que no aprovecharan más a Adam West), empieza una contrarreloj a la que se enfrenta el superviviente, el comandante Christopher Draper (el que hará de Robinson Crusoe), a sabiendas del poco oxígeno que le queda, la falta de víveres y agua, junto a la soledad (su única compañía es un pequeño mono), y la desesperación que pueden dar de sí la situación. Pero este tono grave queda desmontado a partir de que el guión aparca esta pretendida seriedad para arrancar con continuas bromas (tengo mis dudas de si están creadas de forma consciente o no).

Un chupito de oxígeno directamente de la botella y a seguir...
Con la mesa de diseño lista, es el momento de sentarse y comer con el mono...
Con un tema descacharrante como es la falta de oxígeno, pasando por todo tipos de fases, desde un inicio donde una bocanada de aire de Marte casi acaba con nuestro querido protagonista, a poco a poco ir quedando cada vez más olvidado y poderle ver finalmente paseando tranquilamente sin escafandra por el planeta como quien va a buscar el periódico el domingo por la mañana. Os aseguro que nos depara algunas de las escenas más divertidas del film, obligándonos a obviar su total falta de fidelidad científica en cuanto a lo que una misión espacial da de sí. Como ocurre en otras películas de sci-fi clásicas, que desconocían muchos hechos que hoy nos parecen obvios (atmósfera agresiva, cambios de temperatura extremos, etc..) que imposibilitan la vida humana tal y como se refleja en el film.
Y a partir de aquí, un tono distendido e incluso jocoso se apodera del resto del metraje, que en cuanto a la trama en general sigue con sus paralelismos con la obra original. La paulatina pero perfecta adaptación de Robinson Crusoe en su nuevo hábitat, la exploración en plan colonizador que empieza a realizar, así como el rescate que hace de un pobre indígena, con un look que recuerda al de los antiguos egipcios, esclavizado por unos extraterrestres malévolos.

Uno de los logrados escenarios marcianos...
Sí, es lo que parece, en un jacuzzi tocando la gaita...
La entrada en escena de Viernes (el indígena), es una inyección de escenas, frases memorables y risas aseguradas para todos aquellos amantes del absurdo. Es difícil llegar a plasmar en pocas palabras lo surrealistas que son algunas de ellas y aquí pueden quedar algo desdibujadas, por lo que os invito a que os aventuréis con ella y juzguéis vosotros mismos.


Desde el trono dirigiendo el trabajo de Viernes... impagable...
Imaginaros al pobre salvaje que acaba de huir de sus captores, que no paran de disparar desde sus naves espaciales contra las montañas donde se ha escondido, desconcertado, asustado y que de repente se encuentra cara a cara con Robinson Crusoe. Pues éste, demostrando una gran consideración hacia el asustadizo primitivo, poco después le espeta frases del estilo al oírle articular algún sonido entrecortado: "Si sabes emitir esos sonidos, puedes aprender inglés, y lo hablarás aunque tenga que subirme a tu espalda durante dos meses.". O mirándole de cerca y observar el enorme parecido físico entre ambos le suelta a grito pelado: "¿En que nos parecemos? ¿En que nos diferenciamos?"... dejando a Viernes temblando. O ver luego como Robinson está apoltronado en un trono que se ha montado o en un jacuzzi, mientras tiene al egipcio por allí haciendo todas las tareas mientras le va soltando "I´m the boss...". Pues estas son solo algunas de las joyas que nos dejan en sus diferentes intervenciones.

Otro de los destacables efectos del film...
Tampoco se quedan atrás unos efectos especiales creados por Byron Haskin, responsable de la conocida versión de 1953 de La guerra de los mundos y que son muy dignos en la mayoría de momentos para saber recrear la superficie marciana, algunos paisajes fantasiosos están francamente bien conseguidos y otros efectos destacables de igual manera. Sin embargo, las escenas de las naves extraterrestres (curiosamente idénticas a las del film que citábamos unas lineas arriba) disparando contra las montañas, no están al mismo nivel. Reciclando además la misma animación no menos de 10 veces con cualquier excusa. Generando una serie de aparatosas explosiones sin sentido sobre unas rocas donde nunca hay nadie.

¿Qué hay para cenar? Potaje de salchichas marcianas, hijo...
La valoración que le hemos dado queda muy sujeta a la perpetuación que nos ha quedado de algunas de sus escenas y que siguen despertando en nosotros más de una carcajada, más que por la consistencia de un film estrictamente aventurero, pues en este sentido es algo deficitario. Sin embargo a todos los que queráis ver a Robinson zamparse un cocido de salchichas extraterrestres, decorando la cueva con mesas de diseño, haciendo inventos inverosímiles para generar oxígeno y un sinfín más de joyas, esta es vuestra película. De culto para nosotros desde este mismo momento, y algo tiene el film porque ha estado editado por Criterion y si algo tiene su sello personal es el estar integrado por grandes películas de la historia del cine. No lo dudéis.




1 comentario:

  1. Sin duda, una película tan divertida como reivindicable. Una joya que, vista desde la perspectiva idónea (lo que tú dices, buena compañia, predisposición, tolerancia..) se convierte en una cinta de auténtico culto. Estoy convencido que resulta del todo desconocida para muchas personas (nos incluímos)y que, tras verla, mucho se hará querer por el cinéfilo.
    Para mí, la mejor de cuantas ¿comedias? hemos compartido en nuestras sesiones "sospechosas"....

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