Han pasado años desde ese hit de ventas y tras algunos fracasos literarios, cada vez es más imperioso volver a conseguir una novela que relance una carrera venida a menos. Para lograrlo, lleva tiempo mudándose junto a su familia de una ciudad a otra, donde se hayan cometido crímenes atroces que poder novelizar, pero con escaso éxito hasta el momento.
En esta última ocasión, en su obsesión por escribir una truculenta historia, no duda en trasladarse hasta la misma casa de un pequeño pueblo, en la que una familia murió ahorcada a manos de un asesino que nunca fue identificado. Nada más iniciar su investigación, la inesperada aparición en la buhardilla de la casa, de unas cintas de Super 8 en las que se ven los asesinatos, harán que se obsesione como nunca en este caso.
Una advertencia, a partir de aquí, puede haber algún comentario para desarrollar la crítica que sea un spoiler, por lo que estáis avisados.
El género de terror poco suele sorprender ultimamente, pues los clichés se repiten una y otra vez, haciendo que el espectador pueda seguirlas con el piloto automático. En los últimos años podría decir que la primera entrega de Saw, con su inesperado giro final, o la no menos sorprendente Cabin in the woods, que también se pudo ver en esta edición del Festival, junto con algún que otro título más, han supuesto una bocanada de aire fresco para un género explotado hasta los límites. Sinister no es una excepción, y desde bien al principio sigue los cánones de un film de terror, con un personaje torturado que le da a la bebida, con un hijo con problemas, la investigación de un asesinato, etc... Sin embargo su atmósfera es cautivadora, y con su impactante arranque con la proyección del ahorcamiento en cuestión y omitiendo el uso del sonido (la gracia de las cintas Super 8...), consigue que nos metamos de lleno en la historia. De esta forma, su primera mitad es de lo mejorcito que he visto en mucho tiempo, he de confesar que me ha tenido enganchado y entretenido en todo momento.
Encontrando las misteriosas cintas... |
El uso del found-footage en Sinister no sorprende, al ser un recurso tan habitual hoy en día. Pero el director, sabiéndolo, se permite incluso hacerle un homenaje al género (o burla, según uno quiera interpretarlo). Ofreciendo un momento del film en que aparecen las cintas con la versión director´s cut para asombro del protagonista y para deleite de todos los presentes que no pudimos evitar reírnos con ganas y mirar a los compañeros con gestos de complicidad.
El retrato que ofrece el film acerca del núcleo familiar también es un clásico y personalmente me remite a El resplandor, con un escritor encarnado por Jack Nicholson que arrastraba consigo a su familia hasta un solitario hotel para poder escribir su siguiente novela. A medida que avanza el metraje, la paulatina desintegración de la pareja formada por Ellison (Hawke) y su mujer Tracy (Juliet Rylance), es un hecho. Acusando el desgaste de varios años buscando reverdecer viejos laureles por parte de un escritor, que parece ser el único que tiene clarísimo que esa va a ser realmente su gran obra. Está bien plasmado en pantalla la evolución que Ethan Hawke le da a su personaje, obsesionado cada vez más en su novela y unos terribles crímenes, descuidando o poniendo en peligro a su propia familia con tal de lograr su meta.
Desafortunadamente la historia va claramente de más a menos, y si bien sus inicios son estimulantes gracias a una lograda ambientación, rebosantes de misterio y con la sugerente investigación de una serie de asesinatos que nos llegan a helar la sangre; llega un momento en que el recurso de la proyección de las diferentes cintas se empieza a agotar por repetitivo, la trama empieza a ir a la deriva y se estrella con unos giros bastante absurdos, que rompen con la línea marcada en su prometedora primera parte. Quizás lo que más me haya decepcionado no haya sido su final, pues estoy más que acostumbrado a ver como no se cierran coherentemente muchas películas, sino el juego del que al final me he sentido víctima, por culpa de una película que calificaría de "tramposa", ya que tras ir desplegando a lo largo de sus minutos toda una serie de pistas, se permite dejarnos con un palmo de narices, que engañan totalmente al espectador.
Visionando el terrible ahorcamiento... |
Como curiosidad comentar que durante su primera sesión en Sitges, se cortó la proyección durante algunos minutos, quizás alguno se intranquilizara pensando que podía tener algo que ver con lo que mostraba Sinister en alguna de sus escenas...
15:00h. Tras Sinister y sin tiempo para pararnos a pensar mucho en ella, tuvimos que correr para llegar a tiempo al Cine Prado y poder ver Human Core, ya que el parón de 15 minutos que tuvimos a mitad de la película, nos dejó sin margen ni para comer algo por el camino...
Antes de su proyección y todavía con el pulso acelerado, el director y algunos de los actores subieron a la tarima para hacer la presentación del proyecto, comentar algunos detalles del mismo y agradecer la presencia de público teniendo en cuenta la cantidad de films que mueve a diario el festival, y siendo muy conscientes de que su trabajo iba a pasar desapercibido por una parte importante del público.
La película se encuadraba dentro de la programación de la Secció Oficial Noves Visions, una sección en la que se pueden encontrar obras que se escapan del circuito más comercial, y que a veces nos ha permitido descubrir joyas muy poco conocidas, como fue el caso hace unos años con la excelente cinta de animación stop motion Mary & Max, de la que solo puedo hablar maravillas y recomendarla a todo el mundo. En principio no la tenía programada, pero el atractivo póster de Human Core y el tema que parecía tocar acabaron haciendo que me inclinara a ver esta obra de ciencia ficción, con la esperanza de disfrutar de una buena e interesante historia.
El proyecto nace de la mano de dos jóvenes directores: Iker Iturria, Manfre, y originalmente se creó como una serie en formato de episodios para su difusión online, y solo fue a posteriori de esta emisión y tras pulir ciertos detalles, que se le dio cuerpo al film que hoy tenemos entre nuestras manos.
Dejar bien claro que el target al que va orientado no es ni mucho menos generalista, ya que es una obra de tono científico que exige mucho del espectador, pues a nivel narrativo usa un tono discursivo donde abundan los tecnicismos y un contenido denso, haciendo que necesite de nuestra colaboración y atención continua para que podamos avanzar a lo largo de los experimentos que lo conforman.
El contexto en que nos sitúa el film, es el de un futuro que a priori podría parecernos estar cerca de una utopía, ya que la humanidad ha logrado vivir hasta los 200 años, hace 50 años que no muere nadie, se mantienen con aspecto joven y sin enfermar gracias al uso de células madre y no hay grandes conflictos. Sin embargo todo tiene un precio, y para evitar esos grandes problemas el ser humano ha perdido el uso de sus emociones, a parte de llevar implantando un microprocesador para aumentar sus capacidades cognitivas de forma artificial, por lo que esa pérdida de la esencia humana, al final nos puede remitir más a un futuro gris y distópico.
Uno de los 5 humanos que están siendo estudiados... |
Le película mantiene una estructura que se repite a lo largo de 5 capítulos (uno por cada voluntario y prueba), donde un presentador que a modo de conductor del programa televisivo nos introduce en el experimento que se va a llevar a cabo, para acto seguido introducirnos en un búnker donde está encerrado el sujeto en cuestión y vemos el desarrollo de la prueba. La base científica de la propuesta es incuestionable, repitiendo en algunos casos experimentos reales que se llevaron a cabo en el pasado como El experimento Milgram, en el que se demostraba que un altísimo % de gente obedecía una autoridad a pesar de saber que sus actos chocaban con su conciencia personal (películas como The experiment (2001) o Compliance (2012) también se adentraban en este terreno). Las imágenes del búnker (que pueden recordar algo a THX 1138) se entremezclan con partes de documentales de época para profundizar en las diferentes temáticas analizadas.
Quizás su talón de Aquiles sea su ritmo un tanto monótono y la densidad de la propuesta en sí, que por otro lado hay que aplaudir por tratarse de una idea muy atrevida, rompedora e innovadora. Una experiencia interesante, aunque limitada a un público predispuesto a un cine más experimental más cercano al documental que otra cosa.
19:00h. Tras una película que ha exigido bastante esfuerzo por nuestra parte como ha sido Human Core, agradecemos que la primera propuesta para esta tarde sea una dinámica y liviana película épica que nos llega desde Corea del Sur.
War of the arrows está ambientada en el año 1636, época donde históricamente se produjeron una serie de oleadas de invasiones desde Manchuria sobre Corea y en la que los saqueadores cruzaban la frontera sembrando la muerte por allí donde pasaban. Con este trasfondo histórico nos situamos en una de esas salvajes y despiadadas incursiones, en la que un joven guerrero llamado Na-mi, asiste impotente a la destrucción de su pueblo, la muerte de sus vecinos, a la vez que ve como su hermana, Ja-in, junto a su prometido, Su-Koon, son capturados y llevados hacia Manchuria como esclavos, junto al resto del botín de guerra. A partir de ese momento empezará su particular odisea con intención de rescatarles de las tierras enemigas y vengar a sus compatriotas.
Como seguramente habréis podido observar, la sinopsis que os acabo de exponer, responde al guión tipo de las clásicas de aventuras de capa y espada de toda la vida: con el héroe de turno que quiere vengar, (como Conan, el bárbaro, protagonizada por Arnold Schwarzenegger, por citar una). Por lo que en este aspecto pocas sorpresas y novedades aporta el film al género, que tira de los clichés que han funcionado siempre.
Sin embargo, ya depende de la pericia de su realizador para que la obra quede como una más del montón de discretas películas de aventuras que cada año llegan a nuestras pantallas o que aporte su particular granito de arena, por lo que nos quede grabada en la retina.
En este sentido, quizás el punto más distintivo que ofrece sea el arma usada en los enfrentamientos, pues se cambia la omnipresente espada que suele ser el arma por antonomasia, para pasar a usar el arco y las flechas. Ello hace que simplemente por este hecho, el fim ya tenga un punto diferenciador, por el estilo de las escenas de lucha y la manera en la que el director se ve obligado a usar la cámara para trasmitir una acción que no se basa en el cuerpo a cuerpo, sino en lanzamientos desde largas distancias en muchos casos (con primeros planos de los arqueros seguidos de rápidos travellings y efectos especiales para poder seguir la trayectoria de las saetas). Es elogiable que no echemos en falta ese contacto más directo entre los rivales, dejándonos escenas más cercanas al western, con los rivales parepetados tras las rocas, esperando el momento oportuno para abatir a sus enemigos con sus flechas.
Lo que también es innegable es su sentido de la estética, cuidada en todos los aspectos, tanto en lo referente a vestuarios de época como en los distintos decorados del pueblo, para permitirnos sumergirnos completamente en esta épica aventura de época.
Otro punto destacable, es el endiablado ritmo que tiene de principio a fin y que la convierten en un perfecto entretenimiento a pesar de sus dos buenas horas de metraje, pues las continuas escaramuzas en unos frondosos bosques están perfectamente rodadas con largas escenas donde predominan rápidos travellings para seguir el avance de los protagonistas y mantener siempre el interés por parte del espectador, junto a una música muy funcional.
También se agradece que el peso que toma aquí la historia romántica y el propio drama, estén bastante más diluidos que en otras producciones asiáticas, en las que a veces se abusa hasta la saciedad de escenas lacrimógenas o azucaradas en exceso, dejando que aquí fluya la acción como hilo conductor de la historia.
Si acaso, y por ponerle alguna pega, podríamos argumentar que la película deshecha cualquier intención de desarrollar minimamente los personajes, más allá de lo esctrictamente necesario para que podamos identificar sus motivaciones (el deseo de venganza de Na-mi, las ansias invasoras de los manchurianos...), aunque los principales desprenden cierto carisma que no hace que echemos de menos saber mucho más sobre ellos. Tampoco se trabaja demasiado la época histórica donde discurre la acción, pudiendo haber sido interesante haberle dado algo más de peso.
Con todo, un buen equilibrio de cine de aventuras mezclado con la épica oriental, que nos ha hecho pasar un entretenido rato.
21:00h. El segundo film del británico Peter Strickland (tras su road movie "Katalin Varga" en 2009) es Berberian Sound Studio, una película que nos permite viajar en el tiempo y retroceder hasta la década de los 70, cuando en Italia reinaban las realizaciones de películas de terror y del fantástico, generando incluso un subgénero propio llamado giallo, donde podemos encontrar directores tan destacados como Mario Bava o Dario Argento tras las cámaras.
Nuestra historia arranca con la llegada de un técnico de sonido inglés llamado Gilderoy (un buen trabajo el de Toby Jones) a Italia, con la misión de encargarse de la edición del sonido de la última obra creada por el reputado director Santini, una película giallo titulada The Equestrian Vortex.
Gilderoy, reputado experto en su trabajo, tendrá que lidiar con un nuevo mundo para él, y no solo por el reto de estar a la altura de lo que implica trabajar en su primera película de terror, sino por tener una enorme paciencia para no perder los estribos por los problemas que surgirán al trabajar con "profesionales" italianos.
Italia fue un país que explotó cinematográficamente los géneros norteamericanos más rentables, dando su réplica europea (y oportunista en ocasiones) a los éxitos de entonces, y convirtiéndose así desde finales de los 50 en el principal mercado europeo en cine "exploitation".
Sin duda los más importantes serían el "spaguetti western" (películas del oeste filmadas en Italia y alrededores), el "peplum europeo" (mal llamado también "sword and sandals") o la serie B de ciencia ficción copiada con descaro aprovechando el tirón de género (ejemplos como "Star Crash", de 1978 o ese "Alien 2: sobre la tierra", de 1980 hablan por sí solos).
Gilderoy revisando su nuevo puesto de trabajo |
Pero sería a principios de los 60, cuando el genial Mario Bava, originara este subgénero llamado "giallo" ("amarillo" en italiano, y que era el color de los libros pulp en los que se basaban estos films) con su película "La muchacha que sabía demasiado" (La ragazza che sapeva troppo, 1962) una alternativa transalpina al slasher americano tan de moda por aquél entonces gracias al Psicosis (Psycho, 1960) de Hitchcock, y que dio pie a una nueva manera de entender el asesinato en pantalla con escenas mucho más sangrientas (Italia era más permisiva con la sangre) y jugando con el color, la iluminación, el misterio y sobre todo, con el sonido.
Gilderoy tratando amablemente de percibir su cheque |
Sin duda, la propuesta se agradece desde un punto de vista cinéfilo, por su estimable originalidad, su más que estudiado rigor fílmico (sin cansarnos con fechas ni nombres) y por meternos de nuevo en aquella época dorada del cine italiano, demostrando que el director ama el género y siendo un respetuosísimo film repleto de buenas y elogiables intenciones.
Sin embargo, eso no es suficiente como para crear una película del todo encomiable, ya que nos acaba fustigando con un ritmo excesivamente lento, muy poca iluminacíón en pantalla (efecto fallido en mi opinión el abuso del contraluz), narrativa rimbombante (demasiado empeño en mostrar los trucos de audio para mi gusto) y por consiguiente resultando difusa y algo cargante, por no decir aburrida.
Un excelente ejemplo de que los dobladores son verdaderos intérpretes en la oscuridad |
En pocas palabras, un planteamiento de mucho interés cinéfilo (de hecho, hay que serlo para poder disfrutarla) que evidencia las limitaciones de su joven director, desbordado aquí lamentablemente por su propia propuesta. Ojalá sea impulsora de similares proyectos en un futuro, ya que son muy necesarios en los tiempos que corren, sin duda.
Me encantan este tipo de festivales de cine, como que puedes encontrar películas que casi no ves en ningún otro lado, hace poco vi en hbo online la de El Resplandor, y entiendo por qué quisieron usarla como para basarse en este festival, es excelente y es un clásico ya en el género de terror, tengo muchas ganas de ver Room 237.
ResponderEliminarNosotros también tenemos ganas de ver Room 237, aunque seguramente sea un juego de cinefilia desbordante con miles de datos ingeniosamente amañados.
EliminarEn fin Dulce, si decides pasar por el gran Festival de Sitges algún año, dínoslo y nos conocemos. Un abrazo.