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sábado, 13 de agosto de 2011

LA ÚLTIMA MUJER SOBRE LA TIERRA (1960)

Aún sigo perplejo. Según Aguilar "La última mujer sobre la Tierra" es uno de los grandes clásicos del cine de ciencia ficción de los años 50, pues mucho me temo que algo me he perdido.
El prolífico Corman se desplazó a Puerto Rico para rodar El Monstruo del Mar Encantado (1961) y aprovechando la búsqueda de las localizaciones filmó esta otra como quién no quiere la cosa (!).
Lo que nos cuenta Corman es la historia de tres personas. Harold, un estafador norteamericano que está de vacaciones en la isla de Puerto Rico y se pirra por las apuestas, ya sea en el casino o en las batallas de gallos. Le acompañan su mujer Evelyn, una bella joven desencantada con su descortés marido y el abogado de éste, Martin, que intenta advertirle del manejo desmesurado de sus finanzas y sus consecuencias fiscales.
Tras una excursión en yate para practicar submarinismo descubren que al salir a la superficie, cuesta mucho respirar y que el capitán ha muerto (por cierto, el cadáver con las manos en el cuello para que entendamos que se ha asfixiado....glups).
Al llegar a suelo firme, se percatan de que no queda nadie con vida y que están completamente sólos. El asunto se complica aún más cuando las relaciones entre Ev y Martin van más allá de la cordialidad y se sienten atraídos el uno por el otro.
El desenlace no ofrece demasiadas sorpresas, y el giro argumental tan apocalíptico nunca nos convence del todo, ya que parece que nuestro trío protagonista no acabe de entender la gravedad de la situación. Están más preocupados por los sentimientos entre ellos que de sobreponerse a una circunstancia tan demoledora como es el fin de la raza humana. Con un claro mensaje Bíblico (puaj), donde 2 Adanes se "rifan" a una Eva desencantada con el espécimen masculino que da lugar a una débil moraleja sobre nuestra supervivencia, etc...
Tan sólo la premisa del fin de la humanidad sería digna de aplauso, pero las maneras, diálogos y narración son casi de chiste, siendo un pastiche de ideas religiosas, quién sabe si para burlarse (eso quiero creer vista su filmografía) o simplemente es la obra ingenua de un cineasta ciego de fe. Pura serie B en toda regla, el despliegue de medios es nulo, únicamente se ha limitado a alquilar un yate y a encontrar lugares sin gente. Entendiendo que con muy pocos medios logra filmar una pretenciosa idea de ciencia ficción y que sale más o menos airoso sería digno de alabanzas, pero de ahí a considerarla una piedra angular del género hay una distancia enorme que deberíamos tener presente. Para mí, una idea arriesgada rodada con mínimo presupuesto y una agotada imaginación, que desde el punto de vista puramente cinematográfico tiene su encanto pero que no se ha sostenido con el tiempo, resultando muy endeble hoy día.
El actor que encarna al abogado es el propio guionista Robert Towne, que irónicamente es el más resultón del trío actoral, con sus expresivas dotes interpretativas.
Como es costumbre en la filmografía de Roger Corman la duración es rácana (apenas 71 minutos) con lo cual nuestra sensación nunca es de hastío, pero sí que contiene fotogramas suprimibles o como mínimo de relleno.
Una experiencia no tan gratificante como suponía pero que deja un aliento de personalidad fílmica indiscutible, para quién sepa valorarlo, claro. Ah! y no os dejéis engañar por el cartel del film, de carne más bien poca.
Existe la versión coloreada, pero yo me decidí a verla en Blanco y Negro, tal y como fue concebida (básicamente porque mi DVD era ese).

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