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jueves, 30 de junio de 2011

LA MÁSCARA DE LA MUERTE ROJA (1964)


El príncipe Prospero (Vincent Price), baja hasta el pueblo de Catania para ver a sus súbditos y hacer un banquete con sus alegados por la buena cosecha que ha recaudado. Dos de los pueblerinos le echarán en cara que solo es un tirano cruel y sádico que no se preocupa por ellos, y como no podía ser de otra manera, Prospero ordena matarles. Una joven y bella pelirroja (Francesca) se lanza a los pies del príncipe pidiendo misericordia para los dos hombres (su padre y su prometido). Con ganas de divertirse, el príncipe le da la opción de elegir a uno de ellos y salvarle la vida, mientras que el otro morirá.
En pleno juego, descubrirán que una anciana del pueblo está infectada por una plaga llamada la muerte roja, por lo que correrán a refugiarse dentro de las murallas de su castillo para evitar la infección, llevándose a Francesca y a los dos hombres para proseguir con la diversión una vez a salvo. Una vez allí Prospero hará llamar a todos sus amigos y nobles para darles refugio y empezar una fiesta sin fin, con juegos crueles, humillantes y un baile de disfraces, además de descubrirse su vertiente satánica.
Un cuento más del gran Edgar Allan Poe adaptado por Roger Corman, pero en esta ocasión tal vez los resultados no son todo lo buenos que cabría esperar por su parte. 
Si bien el arranque es interesante, con la anciana recogiendo leña por el bosque y encontrándose entre la niebla a un misterioso desconocido todo vestido de rojo que le anuncia que en breve serán liberados (ésta y la escena final serán de lo mejor que podremos ver), también las primeras escenas en el poblado con el juego de elegir quien vive y quien muere son destacables, pero luego cuando la historia se centra en el castillo la ambientación "muy Technicolor" con los tonos subidos y una escenografía demasiado limpia y cuidada para generar un ambiente de cierto terror, hacen que sea difícil creerse la historia satánica o tomársela muy en serio. No llega a trasnmitirnos demasiado, le falta garra o alguna escena punzante para haber despertado de verdad nuestro interés.
El baile de disfraces parecía el momento ideal para haberlo logrado, pero me he quedado con las ganas de que así fuera. 
Se habría agradecido un tono más oscuro como en las cintas de terror de los años 30, o haber utilizado la iluminación para jugar con la sombras, pero se optó por mucha luz y quizás demasiado color, lo cual no ayuda al relato.
El buen hacer de Vincent Price, en su personaje de cruel príncipe satánico es de largo lo mejor del film, subyugando a sus amigos y a su "querida" Juliana, y gracias a él la película resiste con decencia, pero sin acabar de satisfacernos del todo ni dejarnos un recuerdo marcado en nuestra memoria.
El resto de personajes cumple dentro de lo esperado, sin que sus actuaciones sean un punto que pueda empañar o mejorar la puntuación general. 
Sorprende ver que la historia no se acaba de desarrollar, se nos esbozan ciertas tramas que parecen que van a tener continuidad o importancia y luego se resuelven de forma trivial o quedan bastante olvidadas, haciendo que nos quede la sensación final de estar algo desaprovechada, ya que daba para bastante más.
Una de las razones que podrían explicar ésto podría ser que Roger Corman estaba cansado de hacer cintas de terror (de hecho esta sería la última) y a partir de entonces se dedicó a rodar otro tipo de cine. Tal vez sea la causa de que no le dedicara toda su atención, profesionalidad y capacidad, para haber logrado una obra mucho más cruenta y oscura para que nos sumergiéramos en el cuento de Poe. Sin embargo, que conste que tiene sus puntos interesantes y para todo amante del cine de terror de los 60, seguidor de Vincent Price o en general de las obras de Poe, encontrará aquí una película distraída y correcta, pero no una joyita imprescindible.

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