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domingo, 5 de junio de 2011

EL FANTASMA DE LA ÓPERA (1943)

Un veterano violinista de la Ópera de París, Claude Rains (Erique Claudin) será despedido tras más de 20 años de servicio al empezar a tener problemas en una mano y no poder tocar al nivel exigido por el director de la orquesta. Enamorado secretamente de la joven aspirante a soprano Christine Dubois (Susanna Foster), se encontrará totalmente arruinado a pesar de cobrar un buen sueldo, al haber estado costeando las costosas clases de canto de su musa Christine. Su profesor se mostrará tajante y si no cobra en breve la echará de allí, por lo que Claude tratará de que le publiquen un concierto en el que lleva trabajando más de 2 años.
Pero todo se torcerá al asesinar al editor en un ataque de locura creyendo que le han robado su concierto, siendo rociado con ácido durante su agresión y quedando con el rostro brutalmente desfigurado.
Acorralado por la policía, se verá obligado a refugiarse primero en las cloacas y después en los enrevesados sótanos de la Ópera de París, desde donde empezará a ejercer como fantasma y con un único objetivo: ver triunfar a su amada al precio que sea.
La propia Universal creó este remake, habiendo hecho en 1925 una primera versión de El fantasma de la Ópera, en aquella ocasión todavía en la época del cine mudo y encarnando al temible fantasma a un Lon Chaney que lo bordó, pero ya hablaremos en un futuro post de esa película porque merece la pena. Tras el gran éxito de esa versión y una vez en el mundo del cine sonoro, parecía una apuesta tan clara como que hoy en día después de ver Iron Man todos sabíamos que iba a haber una segunda entrega. Pues lo mismo pensaron los dirigentes de los estudios e hicieron esta nueva versión en color y sonora.
Empezaremos por destacar los puntos fuertes de la película y luego iremos a por los que flojea más. En primer lugar hay que reconocer una muy buena puesta en escena con unos decorados impresionantes reproduciendo a escala la Ópera de París (se aprovecharon los mismos decorados creados para la primera versión y que habían sido montados en un enorme plató construido expresamente para ello en unos terrenos de la compañía). Las escenas de ópera con las actuaciones durante el transcurso del film están conseguidas y hacen creíble el ambiente por el que nos movemos, los decorados externos también logran un buen nivel. De igual manera los primeros 30 minutos son notables y auguraban una película de mayor calado, pero el balance final no ha sido todo lo bueno que me esperaba. Si bien la película luce con un colorido, esceneografía casi perfecta y un buen vestuario cuando estamos en la platea de la ópera, ocurre todo lo contrario cuando nos sumergimos en las catacumbas tanto de la ciudad como de la misma ópera. Es en estos escenarios donde sobra luz por todas partes, se echan en falta unas construcciones góticas más agobiantes como en la primera versión y sombras donde se pueda esconder el fantasma (me recuerda más a producciones de la Hammer de los 60 que otras de la Universal de la década de los 30 o 40). Es este el gran talón de Aquiles de esta obra, que en la fase que debería ser más oscura y sobrecogedora sigue igual de luminosa que cuando nos encontramos viendo una de las óperas. Solo en los minutos finales y por fin en la guarida del fantasma, podremos disfrutar de algunos decorados que lleguen a hacer minimamente creíble al mito. Ocurre lo mismo con Erique Claudin, quien sabe recrear muy bien su personaje antes de ser desfigurado, pero luego como fantasma no sabe darle esa personalidad torturada y malsana, y aquí tenemos un personaje que carece de alma y no sabe hacernos partícipes de su actuación.
El resto del reparto está bien, tanto la protagonista como el resto de actores importantes. Es curioso que para una película que debería ser muy seria, tengamos un planteamiento humorístico entre los dos pretendientes de Christine, el barítono de la ópera y el encargado de investigar al fantasma, entre ellos hay una buena química y se buscan escenas un tanto cómicas, que no es que estén mal, pero que tal vez eviten que nos la tomemos todo lo seriamente que sería necesario y se resienta nuestra percepción final.
Resumiendo, es un buen espectáculo, se deja ver sin problemas, pero le falta ese punto para haber llegado a trascender y no quedar como una obra menor y creo que claramente por debajo de su predecesora, desaprovechando unos escenarios que podían haber dado para mucho más.

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