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jueves, 5 de mayo de 2011

DICK TRACY (1990)

Dick Tracy es un sabueso honrado e incorruptible que intenta acabar con el crimen organizado, enfrentándose con el mayor capo de toda la ciudad, Bambino Caprice; pero no será tarea fácil, ya que se verá injustamente acusado de un asesinato y sutilmente cortejado por Suspiros Mahoney, una cantante de nightclub descarada y enigmática que resultará más peligrosa de lo que aparenta.
El cómic original de 1931
Basado en el cómic homónimo estadounidense, esta versión llevada al celuloide nos presenta de entrada un reparto de auténtico lujo.
El papel principal es para Warren Beatty, también director de la misma, que nos ofrece una actuación poco satisfactoria, ya que unicamente pone su percha y se queda a las puertas de crear un personaje memorable, convirtiéndolo en un detective sin carisma alguno. Todo lo contrario que el personaje de Caprice, interpretado exagerada pero magistralmente por Al Pacino, que nos regala uno de sus papeles más alocados, divertidos y estrambóticos de su carrera, digno de elogio por su energía y ganas.
El peculiar uso de colores del filme
Suspiros Mahoney (Madonna) me ha tenido confuso durante el metraje, ya que es capaz de hacer un cara a cara interpretativo con Pacino y salir airosa para después protagonizar las peores escenas del filme, acabando con la pequeña brizna de esperanza que teníamos de revalorar su bis actoral. El resto del cast no se queda corto, Dustin Hoffman (por hacerle un favor a su amigo Warren), James Caan, Dick Van Dyke (que se fracturó un brazo en una escena, aprovechada en el montaje final) y muchos otros que no quisieron perderse esta adaptación tan relevante en tierras yankis, pasando desapercibida por el público español.
La película destaca principalmente por su aspecto de cómic, usando solo los 6 colores de las viñetas originales ( rojo, azul, amarillo, verde, naranja y púrpura) que junto con el blanco y negro dotan a la fotografia de un peculiar resultado cinematográfico, interesante pero imperfecto, situándose en el umbral de lo que se buscaba. Un intento de innovación algo confuso y que va perdiendo atractivo para lastrar demasiado en el producto final.
La trama nos lleva por un camino recto, sin curvas ni sorpresas (con permiso del misterioso personaje final) y con una tradicional moraleja entre el bien y el mal, cada vez menos necesaria. El personaje de Big Boy, alter ego de Caprice, está basado en Al Capone, mientras que el nombre de Dick Tracy proviene del significado en inglés de Dick (sabueso, entre otros...) y Tracing ( investigación).

Pacino y Madonna, lo mejor y lo peor
Hay algo en esta película que me atrae, y es su estilismo kitsch y atrevido, un magnetismo que va más allá del análisis cinematográfico y que me deja un buen sabor de boca aún habiéndolo degustado con cara de cierto rechazo.
La posibilidad de que Scorsese hubiera rodado su versión
(estuvo a puntito) o que la hubiese interpretado Jack Nicholson (también estuvo en negociaciones) habría sido una joya extravagante y bizarra como pocas, algo digno de estudio por los estudiantes venideros de cine.
Ganadora de 3 Oscars de la Academia en 1990 (maquillaje, canción y dirección artística) y nominada a decenas de galardones (Pacino entre ellas) la convierte en una pieza estimable que se vio eclipsada por cintas como Batman (Tim Burton 1989), que la superaban en todos los sentidos y que al sucumbir al desastre comercial, ha sido olvidada y archivada sin especial mención.
Warren Beatty sostuvo en una entrevista hace 9 años que existe una versión de 135 minutos,
(la estrenada rozaba los 102) que impregna de sofisticación al resultado final. No sé si sería capaz de aguantar tantos minutos, pero sí creo que merece elevarse y sacar un poco de pecho, que no le vendría nada mal.

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