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martes, 12 de abril de 2011

EL ESTRANGULADOR DE RILLINGTON PLACE (1970)

El cine está plagado de historias de psicópatas asesinos, con motivaciones de toda índole para "justificar" su desviación y necesidad de canalizarla mediante el asesinato, violación o descuartización de turno.
El gran protagonista de la película que vamos a comentar hoy, no es otro que John Reginald Christie, un hombre del que todos los vecinos habrían dicho lo típico: "Pues era la mar de amable", "una persona agradable", "no ha podido ser él", etc... No obstante tras esa fachada aderezada además con un matrimonio de muchos años, se esconde un asesino en serie de apariencia inofensiva pero implacable. Un asesino de mujeres que ha desarrollado un método muy personal y artesanal, para luego abusar sexualmente de ellas y acabar enterrándolas en su jardín.
Ya desde la primera escena y sin ninguna tregua ni tiempo para sentarnos cómodamente, veremos al asesino perpetrando uno de sus muchos crímenes y deshacerse del cuerpo, de manera que no tenemos ninguna duda de su perversa personalidad. Con sus amables ademanes y un aspecto a priori nada amenazante, se ganará la confianza de sus pobres víctimas cada vez que sus instintos más ocultos necesiten ser satisfechos.
El número 10 de Arllington Place, en pleno barrio obrero, es una humilde y tétrica casa donde una joven pareja irá a alquilar uno de los 3 pisos de la misma, intentando encontrar un lugar tranquilo donde criar a su bebé. Sin embargo, su vecino no será otro que John Reginald (fantástica la interpretación del actor Richard Attenborough, que con una mirada inquietante y penetrante y sus movimientos lentos y pausados, incomodan cada vez que aparece en la pantalla). El marido (un John Hurt a un buen nivel) es un analfabeto infeliz que a duras penas puede tirar adelante a su familia con un trabajo mal pagado. El saber que van a tener un segundo hijo, será el punto que desencadene todo y permita a su amable vecino entrar en escena.
Una película de asesino en serie pero que no sigue las fórmulas habituales de otras del género. Aquí no tenemos al típico policía investigando, no hay giros brutales de argumento, sorpresas inesperadas, simplemente el ir viendo la anodina vida de este hombre y su lado oscuro. Hay que destacar mucho la ambientación de la casa, transmite mal rollo en todo momento, con un cierto toque tétrico y cutre, que contrastan mucho con la joven pareja y el bebé. La historia mantiene el interés en todo momento y sabe desarrollar de una forma notable la historia, siendo una convincente propuesta de seral killer al uso. Para ponerle un pero, diré que el comportamiento del personaje interpretado por John Hurt, a veces no sea del todo creíble y parezca ajeno a lo que está pasando a su alrededor. Por otro lado, la elección de verla fue un poco condicionada por otra que vi de su director (Richard Fleischer) y que me sorprendió mucho: El estrangulador de Boston, superior desde mi punto de vista a la que he comentado. Ésta, sin embargo, es una buena elección para ver una historia basada en un caso real y pasarlo "bien" sufriendo un rato.

1 comentario:

  1. Ayer por la noche la "disfruté" con atención, calma y ....en castellano. (el DVD no trae subs, sólo en portugués, lástima).
    Me encanta que la trama siga al killer plasmando todo los fielmente que han sabido/podido el caso real del individuo y dejando los juicios posteriores al espectador (pese a ofrecer en su última 30 hora una interesante tensión judicial).
    Attenborough es cierto que es un personaje inquietante, sucio y con el cráneo más extraño que uno se pueda encontrar (me recordó un poco al sádico del primer Indiana Jones).
    Hurt es cierto que siembra algunas dudas, pero se le perdonan por estar magnífico en otras (esas discusiones borracho no tienen precio).
    En sí, el film es muy disfrutable, y como bien dices, diferente de lo estereotipado en este tipo de propuestas, pero padece de algún momento sin ritmo y se atranca en un par de ocasiones. Yo le subiría la puntuación a 7,2 o algo así. Buena elección para el blog, sin duda.

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