ALIEN 3 (1992)

David Fincher (Seven, la red social..) tuvo su primera oportunidad con este encargo que a priori se presentaba como  un cóctel funcional pero cuesta arriba, es decir, tienes todos los elementos de sobra para que triunfe, personajes dibujados y enemigo archiconocido para que tu hagas y deshagas, pero le faltó el alma.

El propio Fincher dijo : - Sé que hay mucha gente que odia Alien3, pero nadie la odia tanto como yo-, sentencia que ya nos puede hacer entender que no dejó de ser un "trabajo" y la catapulta que necesitaba para futuros proyectos (y muy buenos, por cierto).

No nos precipitemos, antes de desprestigiar esta tercera entrega, romperé una lanza a su favor. Es medianamente entretenida, la idea carcelaria con Alien de por medio podría funcionar, y una Ripley rapada al cero me parece estupendo. Es más, recupera algo que se perdió en la segunda, y es la dificultad de enfrentarse a un solo bicho, lo que me ha gustado mucho.

Para lo malo necesitaré más lineas, desgraciadamente, y es que tiene limites de interés tal y como está diseñada. Comenzaré por algunos efectos visuales que siempre me he preguntado el porqué.

¿Porqué algunos son tan buenos, y otros (incluso en la misma secuencia) son pésimos? ¿Por qué recurrir a lo infográfico si queda peor que si no saliera?, no sé, es simplemente mi humilde opinión, seguro que acarrea más trabajo del que pienso.

Momento acertado de esta entrega

El argumento no lleva sorpresas, con perdón del monstruito torácico de Ripley, pero es tan elemental y lineal que cambia el terror de sus predecesoras por un "miedo" camuflado de "intriga" para llegar a un  público más familiar que se "atreve" con este monstruo, multiplicando asi, las ganancias en taquilla. Un juego del business que empobrece, y de que manera, el resultado final.

El final, a lo monte del destino, carece de solemnidad ni interés, y eso que hemos seguido muchas horas a la teniente.

Convencido estoy que caerá la cuarta parte para poder hablar con cierta propiedad sobre la saga, pero el listón ahora se sitúa en los convencionalismos Hollywoodienses, y eso, no me lo esperaba.