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viernes, 27 de enero de 2017

GODZILLA CONTRA BIOLLANTE (1989)

El regreso de Godzilla a las pantallas cinematográficas en 1984 tras 9 años de descanso resultó ser un buen éxito en la taquilla japonesa, que hizo que la bestia volviera a su merecido trono. Si bien para la siguiente entrega habríamos de esperar 5 años.
Para la nueva propuesta de la saga, Toho pensó una estrategia novedosa para involucrar a los fans. Se animó a que éstos enviaran sus propios guiones para escoger uno que fuera la base argumental de la nueva entrega.
Para el concurso, se presentaron nada más y nada menos que 5000 guiones diferentes, algunos incluso se utilizaron para otros films que no tenían nada que ver con la saga. En uno de ellos, se planteaba el enfrentamiento de Godzilla contra un superordenador. Esta historia se convirtió en el film japonés Gunhed (1989).
Un guión en donde se relataba una historia delicada y poética sobre un científico el cual pierde a su hija y ésta se reencarna en una especie de flor monstruosa llamó la atención a Toho. El guión fue escrito curiosamente por un dentista japonés llamado Shinichiro Kobayashi. Esta historia se convirtió en Godzilla contra Biollante (1989).
Godzilla contra Biollante fué quizás el film que acabó por modernizar al personaje a las nuevas generaciones con una propuesta que incorporaba muchas influencias del cine ochentero y norteamericano de la época. Todo se lo debemos al recién llegado a la saga, Kazuki Omori, el cual junto a esta entrega y la siguiente, Godzilla contra King Guidorah (1991), logró renovar totalmente la franquicia.
El film incorpora conceptos como el de la manipulación genética o el espionaje industrial, además Biollante no tiene nada que ver con ningún enemigo al que se haya enfrentado Godzilla con anterioridad. Un monstruo orgánico y tentacular que vendría a ser una mezcla entre La Cosa (1982) y la planta de La pequeña tienda de los horrores (1986), inicialmente apareciendo como una rosa desproporcionada y luego evolucionando a una enormidad monstruosa con cabeza de cocodrilo. Lo más interesante de esta bestia es (aparte de su poquísima presencia en pantalla), su origen genético/espiritual, ya que el científico derrumbado por la muerte de su hija mezcla el ADN de ésta con una rosa y con células de Godzilla, naciendo la criatura vegetal. 


Los poderes telepáticos tienen un papel importante en este film
Godzilla es el protagonista absoluto del film (de nuevo) así como las estrategias militares para derrotarlo. Otro elemento interesante es la absoluta continuidad respecto a la anterior entrega, ya que el film empieza al día siguiente del final de Godzilla (1984), con la reconstrucción de Tokyo. Además se respeta que Godzilla aún continúe atrapado en el volcán.
Esta continuidad entre las entregas será una particularidad de esta Serie Heisei (1984-1995), hasta el punto que casi parecerá una serie de televisión.
Otro que se estrena en la saga es el encargado de los efectos especiales Koichi Kawakita, el cual con esta entrega se erige como el auténtico sucesor de Eiji Tsuburaya. El trabajo que Kawakita realiza en este film, y que realizará hasta el año 1995, es para quitarse el sombrero, con un nivel técnico en las escenas de destrucción impresionante (con planos desde el suelo o aéreos). Además el diseño de Godzilla se remodeló a un aspecto musculoso, totalmente animal y asalvajado, que se ha convertido en el diseño más famoso y recordado de la bestia japonesa, añadiendo animatronics para las escenas donde sólo aparece la cabeza de la bestia de un nivel perfecto.
Godzilla contra Biollante (1989) es la entrega técnicamente más lograda hasta el momento. Las dos batallas del film están rodadas magníficamente, atrás han quedado las luchas de sumo ridículas de los años 70, aquí los monstruos luchan como animales de verdad.
Otro punto interesante es la inclusión de la telepatía con la aparición de un personaje femenino llamado Miki Sagusa, la cual tiene poderes telequinéticos y es capaz de saber donde está Godzilla. El personaje, carismático, aparecerá como secundario en el resto de entregas hasta 1995. Sin duda, fantástica la escena en donde todos los niños telequinéticos enseñan lo que han soñado en forma de dibujo y todos ellos son Godzilla. 



Por otro lado hay ciertos aspectos del film que rechinan. No contentos con tener un Súper-X en Godzilla (1984), en ésta tenemos al Súper-X 2, más y mejor que el anterior aunque técnicamente deje mucho que desear. Además con demasiadas subtramas: espionaje industrial, puñaladas entre gobiernos de diferentes países, persecuciones, tramas científicas, telepatía y los monstruos gigantes... El conjunto se hace largo y por momentos bastante poco interesante, hasta que aparece Godzilla. Tampoco era necesario que la banda sonora fuera tan molestamente parecida a John Williams, ya que por momentos parece que estés viendo un film de un Spielberg japonés, aunque se quisiera acercar al cine ochentero del momento, el resultado rechina. Y sencillamente horripilante el momento final, en donde aparece la cara de la hija muerta del científico flotando en los cielos. 


Godzilla contra Biollante es un film que merece más atención de la que obtuvo, una cinta que moderniza totalmente la saga con planteamientos novedosos, aunque con las ansias de querer abarcar mil conceptos diferentes se vuelva algo irregular y caótico en su primera mitad (pero imbatible en sus momentos monstruosos).
La taquilla del film en Japón fue bastante floja, con únicamente 2 millones de espectadores, por lo que la Toho decidió recuperar a los monstruos más famosos de la saga (King Guidorah y Mothra) y dejarse de modernidades.
Por cierto, Godzilla contra Biollante se estrenó en video y LaserDisc en EEUU en 1992 y fue el primer film de la saga en llegar intacto (sin remontajes ni doblajes extraños).

(Redactado por Adrián Roldán)

miércoles, 11 de enero de 2017

GODZILLA (1984)


El fracaso de Godzilla contra Mechagodzilla (1975) en los cines japoneses provocó un parón en seco de la producción de nuevas entregas de la saga y así fue hasta 1984. Durante esos 9 años, la figura de Godzilla se erigió como un incontestable icono pop a nivel mundial, y si en Japón ya no se hacían más entregas de la serie, si se estrenaban en el resto del mundo, aunque si bien los horrorosos remontajes y doblajes hicieron que la imagen de estas películas fuera totalmente freak y distorsionada.
Se negociaron numerosos proyectos en Japón para continuar la saga pero ninguno de ellos llegó a buen puerto. Mientras tanto, en el resto de países asiáticos, subproductos de serie Z con monstruo gigante inundaban las pantallas mostrando una cara totalmente decadente del género, ya pasto de las sesiones más grindhouse de lugares recónditos del mundo.
En EEUU, Hanna Barbera se atrevió con una serie de animación titulada simplemente Godzilla y aunque gozó de cierto éxito, su calidad y trato del personaje era bastante vergonzoso.
Aprovechando el renacer de las monster movies de los 70 como el nuevo King Kong (1976), Tiburón (1975) o Piraña (1978), se empezó a fraguar, a principios de los 80, una versión americana del saurio radiactivo. El encargado de dirigirla iba a ser Steve Miner (Viernes 13, 2ª y 3ª parte) y siguiendo la moda de esos años iba a ser rodada en 3D, pero finalmente el proyecto no llegó a producirse.
Godzilla vuelve a Tokyo 30 años después
Si tenemos que darle las gracias a alguien por el renacer de Godzilla en toda su gloria a mediados de los 80 es a Tomoyuki Tanaka, productor de la Toho y de toda la saga Godzilla, quien gracias a su cariño por la criatura y su incansable esfuerzo, hizo dar a luz el proyecto de una nueva entrega de Godzilla.
En 1983 se organizó en Japón un festival donde se proyectaron todas las entregas de la saga clásica, lo que ocasionó una nueva fiebre Godzilla entre los japoneses, hecho que allanó el terreno para la producción de Godzilla (1984). Algunas de las obligatorias directrices para esta nueva entrega era que Godzilla volviera a ser la criatura maligna y destructora de sus inicios, y que la única referencia de la saga fuera la inicial Japón bajo el terror del monstruo (1954), siendo una secuela directa de la misma 30 años después (y obviando el resto de entregas de la saga clásica).
Ishiro Honda se mostró interesado en regresar a la saga pero la Toho (para tristeza de Honda), acabó eligiendo a Koji Hashimoto, director de amplia experiencia como ayudante de dirección en numerosos títulos de la saga clásica de Godzilla, así como también de grandes blockbusters de la destrucción como El hundimiento de Japón (1974) o Apocalipsis 1999 (1974).
En el film, un submarino atómico soviético es destruido por un enemigo desconocido. Los rusos piensan que han sido los americanos y preparan la guerra contra Estados Unidos y los países de la OTAN. Entonces, un avión de reconocimiento japonés declara que el enemigo fue Godzilla. Las noticias de su regreso hasta ahora ocultadas son hechas públicas.

Godzilla vuelve a ser la criatura malvada de sus orígenes
En Godzilla, los políticos las pasan canutas
La pareja de enamorados intentará sobrevivir de entre la destrucción
El mejor momento, tras explotar un misil nuclear, el cielo de Tokyo se tiñe de rojo sangre
¿Habrá algo que pueda detener a la bestia?
Es de remarcar que cuando un film de Godzilla se pone serio es infalible como representación social de una época con sus temores y obsesiones, creando una radiografía del momento muy interesante. Japón bajo el terror del monstruo (1954) funcionaba a la perfección como metáfora de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, así como de las heridas aún abiertas de la II Guerra Mundial, y la reciente Shin Godzilla (2016) lo hace del desastre de Fukushima.
Este Godzilla ochentero recoge de forma muy acertada el clima de la Guerra Fría, las tensiones entre EEUU y Rusia y el nuevo temor a una guerra atómica con Godzilla como representación de estos temores. De esta manera, una parte del metraje transcurre entre despachos y cómo los gobernantes se enfrentan a la situación de contener el regreso de Godzilla 30 años después, mientras Rusia y EEUU les presionan con detonar una bomba atómica sobre Tokyo.
Preparando el traje de la criatura
Esta nueva entrega es seguida con un tratamiento muy serio y realista, hecho que se agradece, aunque esa seriedad se vea en entredicho cuando en el tramo final aparece el Super-X (una nave de defensa súper moderna) o unos tanques que disparan rayos láser.
El film está lleno de imágenes poderosas, de ideas nuevas y resultonas, como ese inicio pseudo gore con un barco infestado de enormes cucarachas agigantadas y que resultan ser los parásitos de Godzilla. El monstruo tarda en aparecer y su primer acto de presencia en plena central nuclear japonesa es imponente. La cinta, quizás para empatizar de una mayor manera con los personajes principales (los cuales sufren la destrucción en primera persona), toma una gran influencia del cine catástofrico de la época como Terremoto (1974), El coloso en llamas (1974) o El hundimiento de Japón (1974), con los protagonistas quedando atrapados en un edificio semi-destruido e intentando escapar de entre los escombros.
Los efectos especiales son imponentes en muchos momentos (si lo comparamos con las entregas de los 60 y 70), y las secuencias de destrucción consiguen un muy logrado nivel de dramatismo. Godzilla, en esta ocasión está más crecidito y llega ahora a los 80 metros de altura, y aunque vuelve a su apariencia animal y amenazadora, no se lucieron especialmente con el diseño de la cabeza de la bestia, con unos ojos algo fallidos y distraídos.
Los 30 últimos minutos de la cinta son una escalada impecable de tensión y geniales momentos: Godzilla causando destrucción y enfrentándose a la navecita ultramoderna Super X, mientras un misil nuclear amenaza estallar sobre Tokyo, y haciéndolo en plena atmósfera causando un apocalíptico e infernal cielo rojo sobre la ciudad de excelentes resultados...
Godzilla (1984) vuelve a tomarse en serio a la bestia y lo acerca a las nuevas generaciones con una propuesta que se mueve en terrenos más realistas con un sólo monstruo atacando la modernísima y ochentera Tokyo.
Una película que funciona como parábola política de la época y como entretenido film catastrofista. Además, contiene ese aroma ochentero que tenían todas las producciones japonesas de la época, que es irrepetible y le da un plus aún mayor. Al haber un solo monstruo, la historia puede volverse sosa y lenta por momentos, el Super X por poco arruina el tono realista del film, pero en general es una muy competente puesta al día del mito radiactivo y que gana con cada visionado (y la canción pop ochentera de los créditos finales, interpretada por The Star Sisters y titulada Goodbye Godzilla, la estuve cantando meses cuando era pequeño, piel de gallina cuando la escucho en el presente).

Un momento de Godzilla 1985, el esperpéntico remontaje americano del film japonés
El film obtuvo una muy buena taquilla en Japón, con 3,5 millones de espectadores y se convirtió en un pequeño clásico de los video-clubs. Tomoyuki Tanaka vio cumplido su sueño de hacer regresar a Godzilla a las pantallas y con un éxito recuperado, por lo que se retiró del mundo de la producción cinematográfica aunque en las futuras entregas de la saga su nombre aparecerá siempre en los créditos como homenaje a un hombre que se desvivió por el personaje desde sus inicios en 1954.
En EEUU y por raro que parezca en plenos años 80, se volvió a realizar un horripilante (aunque interesante para completistas) remontaje titulado Godzilla 1985, donde se eliminaron numerosas escenas y las sustituyeron por actores americanos, entre ellos Raymond Burr, quien retoma su personaje del remontaje americano Godzilla King of the monsters (1956) 30 años después en calidad de "experto" en materia monstruosa.
Por supuesto, el trato neutral que el original japonés daba al conflicto entre Rusia y EEUU fue eliminado de este montaje y con patéticos momentos como el de presentar a un diabólico personaje ruso que a malas activa el misil nuclear sobre Tokyo (cuando en la original intenta detenerlo muriendo en el intento).
(Redactado por Adrián Roldán)