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sábado, 30 de marzo de 2013

ATLANTIDA FILM FEST 2013 (3ª EDICIÓN)

Desde el 22 de marzo y a lo largo de un mes, se podrá disfrutar de la tercera edición del Atlántida Film Fest, el festival de cine online organizado por Filmin.
Una edición que demuestra la buena salud del festival, creciendo año tras año, con una cartelera que incluye un total de 37 películas (por 24 el año pasado), entre las que se incluyen dos estrenos mundiales y ocho películas que no se han podido ver en nuestro país. Filmin tiene muy clara la esencia del Festival, que no es otra que acercarnos una serie de películas que han podido ser visionadas por los Festivales internacionales más respetados (Sitges, Sundance, Cannes...), y que desgraciadamente no suelen tener la oportunidad de ser distribuidas en nuestro país.
El Festival repite formato, al dividirse en dos secciones, por un lado la Sección Oficial, que engloba una serie de films de habla hispana (españoles y latinoamericanos) que más han destacado en el último año. Y la Sección Atlas, que aparte de obras que han podido verse en Festivales Internacionales (como Compliance, Wrong, Berberian Sound Studio o Post Tenebras Lux, premio al mejor director en el Festival de Cannes), también nos trae unas cuantas sorpresas que han destacado lejos de aquí. Desde el portal de Filmin se puede adquirir un abono que nos permite ver todas las películas (menos la de inaguración y la de clausura) por un precio muy razonable de 20€, en el caso de estar suscritos ya a Filmin, el precio del Festival es de 10€.
Para todos aquellos que no quieran ver tantas películas, existe también un abono de 10€ para ver las cinco películas que más os apetezcan.
Nuestra intención es hacer lo mismo que en la edición del 2012 (ver aquí) e ir comentando las películas que vayamos viendo a lo largo de los próximos días.
Para empezar y a modo de sugerencia, os dejamos las críticas de tres películas que se incluyen en la programación y que pudimos ver en Sitges, para leer sobre cada una de ellas solo tenéis que clickar en el póster correspondiente, que las disfrutéis.

martes, 26 de marzo de 2013

LA INVASIÓN DE LOS LADRONES DE CUERPOS (1956)

A lo largo de las críticas que hemos realizado para los películas que han configurado el "Ciclo del fin del mundo" organizado por Phenomena, hemos destacado la enorme influencia que tuvo la situación socio-política en la ciencia ficción de los años 50. Lo que acabó suponiendo la aparición de piezas clave dentro del género que siguen siendo completamente vigentes, muy entretenidas y totalmente reivindicables hoy en día.
El miedo fue un elemento importantísimo en la sociedad de aquellos, años. El miedo a ser invadidos por los rusos, el miedo al comunismo, el miedo de una sociedad que vivía en primera persona la "Caza de brujas" perpetrada por McCarthy. Y en ese ambiente se gesta esta película con una invasión muy particular, porque no hay platillos volantes ni seres sumamente avanzados venidos del espacio, sino algo mucho más simple y a priori inofensivo como son las plantas. Eso sí, unas plantas invasoras decididas a extenderse por la Tierra suplantándonos y robándonos el alma. Siendo este el tema central del film, el de la suplantación, y que sería uno de los puntales de la ciencia ficción de los 50, con títulos como Vinieron del espacio (It Came from Outer Space, 1953) o Invasores de Marte (Invanders of Mars, 1953).

Miles J. Bennel y Becky Driscoll, grandes protagonistas del film...
En esta prolífica década también se estrena Planeta Prohibido (Forbbiden planet, 1956), una de los grandes cintas de ciencia ficción de todos los tiempos o La Tierra contra los platillos volantes (Earth vs. the Flying Saucers, 1956) contando con Ray Harryhausen en el apartado de efectos especiales, y que sería la obra que serviría a Tim Burton como modelo para rodar en la década de los 90 Mars Attacks!. 
Don Siegel, reputado director de cine negro con obras como El veredicto (The veredict, 1946), haría su única incursión en la ciencia ficción de la mano de esta Invasion of the Body Snatchers.
Destacó posteriormente durante los 70 en el género del thriller con obras tan importantes como Harry el sucio (Dirty Harry, 1971), La gran estafa (Charley Varrick, 1973) o Fuga de Alcatraz (Escape from Alcatraz, 1979).

Una de las vainas terminando una de las copias "perfectas" de un humano...
Sorprendidos y asustados viendo lo que sale de la vaina...


La película se basa en un relato de J. Finney, quien a su vez para inspirarse tomó ideas de la obra Amo de títeres de 1951, que curiosamente fue llevada al cine bastante más tarde, en 1994 con Donald Sutherland como actor principal, quien también protagonizaría el remake de la que hoy hablamos.
La invasión de los ladrones de cuerpos fue una película tan bien hecha y con tan buena acogida, que se convertiría en la primera de Hollywood en tener un remake, cosa que hoy en día se ha vuelto un hábito tan normal que no parece tener gran importancia, pero que dice mucho del film original.
esta nueva adaptación sería llevada a la gran pantalla por Philip Kaufman bajo el título La invasión de los ultracuerpos (Invasion of the Body Snatchers, 1978). Suponiendo una más que notable revisión del clásico original, con algunas variaciones interesantes y muchos aciertos. Desde una primera escena en la que vemos como las semillas salen del planeta originario y caen mezcladas con las gotas de lluvia sobre una gran ciudad como San Francisco, creando desde el primer momento una mayor sensación de descontrol al parecer imposible controlar en semejante escenario una invasión basada en la suplantación del individuo. Destaca también la desaparición del mensaje político de fondo de la versión de Don Siegel, pasando a un terror mucho más acentuado y oscuro. Una excelente oportunidad de disfrutar y poder hacer comparaciones con este gran remake.
Los suplantadores organizando la invasión dentro del pueblo...
Llegando nuevos camiones llenos de vainas para distribuir a otras ciudades...
Posteriormente tuvo un remake escrito por Abel Ferrara, titulado Secuestradores de cuerpos (Body snatchers, 1993) que no llegó a triunfar. Y finalmente contando con dos de los actores de moda del momento: Nicole Kidman y Daniel Craig, tendría lugar su tercer remake. Bajo el escueto título de Invasión (The invasion, 2007), resultaría la adaptación más floja de las realizadas hasta ahora y un fracaso sonoro en taquilla.
Y ya va siendo hora de entrar en materia, arrancando nuestra historia en el pequeño pueblo de Santa Mira, en California, donde empiezan a suceder cosas muy extrañas como podrá comprobar el Dr. Miles J. Bennel (Kevin McCarthy), a quien algunos pacientes y conocidos del pueblo le confiesan asustados sus sospechas en relación a familiares, parejas o amigos, de quienes dicen que no son quienes aparentan ser. Lo más extraño de todo es que pocas horas más tarde las mismas personas cambian completamente su comportamiento, pasando a asegurarle que no ocurre nada extraño. Miles, acompañado por su amiga Becky Driscoll (Dana Winter) y otra pareja, descubrirán que lo que en un inicio parecía deberse a un extraño ataque de histeria colectiva, bien pronto se descubre como una invasión extraterrestre por parte de unas vainas que suplantan a la gente mientras duerme. El tiempo corre en su contra para poder escapar de allí antes de que sea demasiado tarde e informar a la autoridades acerca de lo que está ocurriendo...
La película de Siegel tiene muchos puntos destacables, pero me inclino a poner por delante de todos la sensación de desasosiego creciente que se va apoderando del film, pasando del tranquilo ambiente imperante en un pequeño pueblo americano de los 50, mientras aun desconocemos que se esconde tras la fría mirada de los vecinos del Dr. Miles, pero que poco a poco va evolucionando para adentrarnos en el género de terror y del thriller en el que el director se mostró tan efectivo en los 70.

Los últimos humanos de Santa mira no dan crédito a la invasión con la que se enfrentan...
Es aquí donde cobra sentido la historia de amor entre el gran protagonista del film, el Dr. Miles, y Becky Driscoll, sabiendo hacer que tome un mayor protagonismo que en la muchas de las obras del género de la época en las que la acompañante femenina simplemente era usada para hacerla gritar de terror en las escenas claves y poco más. En cambio aquí, su historia de amor es la última llama de sentimientos y humanidad que queda en el pueblo de Santa Mira, ya que el resto de sus habitantes son meros autómatas sin emociones. Unas emociones y sentimientos que se encuentran realmente amenazados en caso de que la conquista se extienda y acabe teniendo éxito, poniendo de relieve lo que realmente nos convierte en humanos y que de ninguna manera puede ser copiado.
Otro punto interesante y que sigue causando escalofríos es ser testigos del comportamiento de los suplantadores, como en la escena que transcurre en la plaza principal del pueblo, donde la policía espera a los autobuses que traen gente de fuera para custodiarlos nada más bajar y conducirles hacia un final que no pueden llegar a sospechar. O cuando los vecinos se reunen para recoger vainas y poderlas levar hacia los pueblos vecinos o para duplicar a los familiares que aun siguen siendo humanos. Todo ello logra una sensación de trampa que se va cerrando sin escapatoria posible, deparando para el final de la película una desesperada huida y una no menos mítica escena en la cueva.

Una persecución inolvidable...
Y si tengo que cuestionar algún punto, sin duda es el hecho de que la historia nos sea contada mediante un flashback, por lo que desde la escena inicial ya sabemos quien sobrevive, restándole una enorme emoción que sin duda aun habría beneficiado más a la película. Un hecho que como suele ser habitual, no fue idea de Siegel y le vino impuesto por parte del estudio, que prefirió transmitir cierto mensaje de esperanza a una historia que merecía quedar más abierta (como es el caso del remake de los 70) o darle un final terrible pero plausible por como se desarrollan los acontecimientos.
A pesar de este detalle, que al final se queda en esto, la película sigue siendo una de esas citas ineludibles de la ciencia ficción a pesar de los casi 60 años que han pasado desde su estreno. Recomiendo que tras verla, echarle también un vistazo a la versión que rodó Philip Kaufman, ambas resultan ser excelentes con algunas diferencias que hacen inevitable su comparación y acabarán por hacernos inclinar un poco más hacia una de ellas. En mi caso lo haría por La invasión de los ultracuerpos, más oscura y terrible en mi opinión. ¿Con cual os quedáis vosotros?



martes, 19 de marzo de 2013

PHENOMENA: EL CHIP PRODIGIOSO + WILLOW

A lo largo de esta tercera temporada del Phenomena Experience, hemos podido disfrutar con una enorme variedad de títulos para todos los gustos y géneros. Hemos repasado algunos de los grandes clásicos de la ciencia ficción en el "Ciclo del fin del Mundo", con películas tan míticas como El tiempo en sus manos, Cuando el destino nos alcance, Fahrenheit 451 o La invasión de los ladrones de cuerpos. Hemos viajado junto a Charlton Heston hasta el Planeta de los simios, de la mano de Sergio Leone hemos acompañado a Clint Eastwood en uno de los films claves del spaghetti western, Por un puñado de dólares.
Se ha rendido un merecido homenaje a Quentin Tarantino en una sesión que nos permitió revisionar la cinta clásica que inspiró su última obra, Django, y su obra más redonda hasta la fecha y que es un clásico indiscutible de los 90, Pulp Fiction.
Ha habido tiempo para ponernos románticos con la San Valentin Experience, con Pretty Woman y Dirty Dancing. Se ha creado el sello Phenomena Premiere, que pretende llevar a la gran pantalla algunos títulos que no han tenido la oportunidad de entrar en la cartelera comercial, más centrada en los blockbusters más rimbombantes, que en ofrecer títulos que como Killer Joe ya triunfó en el Festival de Sitges de hace dos años.
Este viernes día 22 de marzo vamos a tener una sesión doble con las dos grandes figuras del cine de acción de los 80 y 90, escalando montañas con Stallone en Máximo riesgo, y con Schwarzenegger en el papel de una aburrido hombre de negocios que lleva una doble vida como espía en Mentiras arriesgadas.
Podéis comprar las entradas en Atrápalo:  http://www.atrapalo.com/entradas/phenomena-maximo-riesgo-i-mentiras-arriesgadas_e75034/.
Ahora Joe Dante y Ron Howard se van a encargar de hacer que volvamos a creer en princesas, brujas y aventureros intrépidos.
La fantasía llega a Phenomena Experience con El chip prodigioso y Willow. Cuando la magia se cuela en la pantalla, puede ocurrir cualquier cosa. Viajes imposibles, aventuras cargadas de imaginación y héroes fuera de lo común. Por eso, la fantasía y la magia han sido una parte importante del cine que nos ha marcado desde que éramos pequeños. Phenomena Experience recupera toda esa imaginación en el programa doble que proyectará el 12 de abril en el Palau de Congressos de Catalunya. Una sesión para volver a soñar. Con El chip prodigioso, el director Joe Dante conseguía una divertida revisión a la idea que ya planteaba Richard Fleischer en 1966 con Viaje alucinante. Donde Dennis Quaid se convertía en un minúsculo tripulante de la nave que se paseaba por el cuerpo del actor Martin Short. Meg Ryan ponía
la pincelada romántica, tanto dentro como fuera de la pantalla, mientras que Spielberg se encargó de la producción y de algunas de las ideas más originales de esta comedia.
Y fue un buen amigo de Spielberg, George Lucas, quien tuvo la idea original de Willow, un proyecto que el director quería convertir en trilogía. Finalmente, Lucas prefirió cederle el guión a un director por entonces primerizo, Ron Howard, quien contó con muy buenos aliados para crear esta oscura fábula repleta de magia que consagró al actor Warwick Davis. La banda sonora de James Horner, la producción de Lucas y el
storyboard diseñado por el ilustrador Moebius contribuyeron a que Willow pasara a nuestro imaginario colectivo como una historia de fantasía, tierna y aterradora. Todo lo que un buen cuento debería tener.
Las entradas estarán a la venta a partir del miércoles 20 a las 18h. Nos vemos allí...

lunes, 11 de marzo de 2013

LA MIRADA DE JOHN CARPENTER

Una tenue luz titilante surge del interior de una gigante calabaza vacía, de sonrisa y mirada maléfica, símbolos inequívocos de brujería y malas artes. De manera sutil, la cámara nos aproxima hasta el detalle de sus ojos sin alma, acompañada de una inquietante melodía de sintetizador. El temor que a menudo provoca la oscuridad absoluta, se ve incrementado aquí por este objeto inerte, que parece cobrar vida.
Tras la calabaza, un rótulo nos ubica. Corre el año 1963 y estamos en Haddonfield, Illinois. Alguien acecha la casa de los Myers en plena noche de brujas. Un fabuloso plano secuencia, con tratamiento subjetivo, nos hace cómplices de lo que está a punto de suceder. Nos acerca a la casa, nos muestra desde la ventana lateral como una pareja se besa en un sofá. Segundos más tarde, los jóvenes deciden subir a la habitación del piso superior. La cámara no se detiene. Llega la hora de entrar, y tras bordear el lugar y acceder a la cocina por la puerta de atrás, nos hacemos con un cuchillo. La música incrementa nuestra tensión. Ya estamos dentro, y parece que sabemos a qué hemos venido.
El chico ya se marcha, no sin antes prometer tímidamente que llamará. La cita terminó. Subimos las escaleras y encontramos en el suelo una careta de payaso que nos cambia la visión. Ahora nuestra mirada se parcializa. Y allí está la chica, en su tocador, medio desnuda y peinándose mientras canturrea. Sin mediar palabra, le asestamos 9 frías puñaladas provocándole la muerte. Nos ha reconocido poco antes de morir, éramos Michael, su hermano de tan sólo 6 años. Y esto, es la noche de Halloween.
Así abre John Carpenter su film de terror más recordado, claro heredero del "Psicosis" de Hitchcock y que aglutina todos los ingredientes propios de su posterior trabajo cinematográfico. Podemos destacar dos conceptos recurrentes en el trabajo del cineasta; la figura omnipresente del “Mal” en cualquiera de sus formas y el asedio a los edificios, ya sean casas, apartamentos, iglesias, granjas, comisarias, instituciones mentales, estaciones en la Antártida o incluso en Marte.
En la citada “La noche de Halloween” (Halloween, 1978) Carpenter nos muestra el Mal a través del pequeño de los Myers, dibujando un ser humano desalmado, indestructible y verdaderamente aterrador. A lo largo del film, no veremos su rostro, siempre cubierto con una máscara sin expresión y atestiguaremos el continuo acecho hacia sus jóvenes víctimas, para más adelante cobrarse sus vidas en la oscuridad de sus hogares.

Una visión subjetiva de cámara abre el film "Halloween"
Visión tras la máscara de payaso en el joven Michael Myers
Los recursos técnicos y/o estéticos más reincidentes en “La noche de Halloween” son sin duda el uso de la cámara subjetiva, de la steady-cam, los planos desde el interior (o encima del capó) de un automóvil, los travellings laterales con profundidad de campo y de esa omnipresente música de sintetizador, amén de los helicópteros, la pérdida de línea telefónica o la figura del anti-héroe (aquí personificada por el mítico Donald Pleasence en una versión aterrada de Van Helsing).


Dos años antes, en su segundo film como realizador, “Asalto a la comisaría del distrito 13” (Assault on precinct 13, 1976), Carpenter plantea un ejercicio visual muy próximo al tono citado. Arranque en plano subjetivo (el tiroteo en el callejón), uso reiterado desde el interior del coche o el capó, travellings laterales diversos, asedio a un edificio (en este caso, la comisaría del título), una representación constante del Mal, que aquí viene dado por la banda de asesinos sin escrúpulos que matan incluso niños sin pestañear y como no, su atrincheramiento final en el recinto. Como bien cabe subrayar, de nuevo recurrirá a los helicópteros, los teléfonos cortados o al anti-héroe reivindicado (el irónico convicto Napoleón Wilson).


Tampoco faltarán estos elementos en su mejor obra hasta la fecha, la claustrofóbica monster-movie “La Cosa” (The thing, 1982), un inteligente remake que Carpenter dedicó al clásico “El enigma de otro mundo” de 1951 y que incluso refleja mejor que nunca estos ingredientes, nutriéndose de ellos para lograr un resultado fascinante. En este caso además de los recursos nombrados, hay un uso espléndido de la luz en el interior de la estación antártica, se le otorga una nueva dimensión a lo maligno (aquí, un extraterrestre descongelado por accidente fagocita y aniquila al grupo de científicos) y se acentúa la figura del falso héroe, situando a todos los supervivientes en una misma tesitura moral; ¿quién de ellos está infectado?.


Resulta ciertamente interesante acercarse al universo de Carpenter y encontrar esos puntos de conexión inherentes a su obra, ya que salvo excepciones (el biopic de Elvis Presley, la floja e impersonal “Starman” o la prescindible “El pueblo de los malditos”), todas las películas del pintoresco neoyorquino encierran un mundo propio, personal y fascinante donde el Mal siempre acecha, se obliga a los protagonistas a encerrarse en fortines y donde el uso del teléfono (o similares) deviene fundamental.
Un universo donde Carpenter ha decidido plantar sus raíces y desde el cual nos regala su peculiar visión del cine.